`Así, frente a la muerte hay dos actitudes:
una, hacia adelante, que la concibe como creación;
otra, de regreso, que se expresa como fascinación
ante la nada o como nostalgia del limbo.
Una civilización que niega a la muerte,
acaba por negar la vida´.
Octavio Paz.
No deja de sorprenderme año con
año, una de las celebraciones más importantes que llevamos a cabo como cultura
y nación.
Desde niño, y a pesar de no haber
vivido en sitios rurales, donde esta hermosa tradición es realizada en un
esplendor digno de retratar, siempre me sentí atraído e hipnotizado por el Día de Muertos, en todas sus bellas y
profundas variantes, dependiendo de la región de mi México.
He tenido oportunidad de vivir
esta tradición en algunos sitios geográficos de mi país, y me emocionan los
colores, los cantos, la vestimenta –arquitectónica,
urbana o humana– que rodea a la
celebración, en todos sus niveles.
Espero aún tener años por delante
para vivir estos días en sitios que sueño visitar, y donde los colores, las
costumbres, la comida, y el calor humano y familiar, alimente al cuerpo y al
espíritu.
Platicaba con una de mis amigas
entrañables, sobre cómo estas celebraciones, y otras oportunidades de reunión,
siempre me movieron a diseñar, construir y realizar momentos basados en
naturaleza humana, encuentros donde nuestra calidad como seres humanos halle
una plataforma de expresión y consolidación.
Este año en particular, lejos por
completo y en definitiva de todo el ambiente que antes nos rodeaba y definía,
encontramos la oportunidad de extraer la cámara fotográfica, y realizar algunas
tomas. Estas fiestas siempre han sido un fuerte motivo visual, para divertirme,
gozar, y disfrutar la esencia de ser mexicano, de ser humano.
Gracias Juanita Calderón por la invitación, por el tiempo y por la
oportunidad. Ha sido indescriptiblemente hermoso.
Escucho:
Praying for time (Unplugged
version) | George Michæl
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