Estos días nos permiten obtener oportunidades que -quizá- no tendríamos el resto del año. Reencontrar a personas que hace tiempo no veíamos, pasar tiempo con la familia, abrazar y entablar una charla con los amigos. Y, desde luego, la cena de Nochebuena, la comida de Navidad y los momentos subsecuentes de compañía y reunión.
Algunos de los ingredientes que he tenido este día para aderezar y sentirme contento y dichoso, han sido:
-1 cena de Nochebuena, preparada por toda la familia.
-1/2 docena de mensajes de amigos que enviaron sus líneas un día antes de Nochebuena, por aquello de la caída del sistema de comunicación, y que me arrancaron una sonrisa.
-1 página electrónica o sitio web desde el cuál podías seguir de cerca [¡y en 3D, -por Dios-!] el recorrido de Santa Claus.
-1 conexión perpetua a twitter, para compartir los pormenores instantáneos de las fechas, salpicada de momentáneas fallas por sobrecapacidad.
-1/2 docena de cd´s de Música de artistas favoritos, cuya lista incluye a Toto, Michael Jackson, Jamiroquai, Sting… sonando interminablemente en momentos clave de las últimas treinta y dos horas.
-Un par de libros para relajarse y abrir la consciencia y el corazón, cuando la depresión de las fechas comienza a hacer meollo en la existencia.
-Mensajes y compañía de amigos al gusto… quienes devuelven la alegría y la esperanza, cuando pienso que todo ha terminado y que no hay más por lo cual luchar en ciertas áreas de la Vida.
-1 programa de descarga digital gratuito, en caso de que Santa Claus no toque estas tierras…
Mezclar al gusto estos y otros muchos ingredientes más, y seguro obtienes una Navidad diferente, sumamente divertida y por demás inolvidable.
Y como dicen -y que es una Verdad absoluta y universal- el recalentado es siempre más rico, ¡así que disfrútalo!
Escucho: White knuckle ride / Jamiroquai.
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