He regresado de una travesía momentánea -y temporal- hacia un espacio abandonado. Polvo de abandono. Eco del olvido. Soledad/desolación.
Estar ahí me ha permitido admirar las vistas más pacíficas y quietas que he imaginado. Interactuar con ese callejón deshabitado ha despertado en mí el añoro de la habitación.
Mirar el cielo, las montañas, y ese espacio vacío entre ellos, lleva indudablemente a una reflexión obligada, y profunda.
Y sólo cuando regreso a la realidad, es cuando recuerdo lo que odio de ella…
Escucho: You / Janet Jackson.
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