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sábado, 2 de julio de 2011

`At midnight´

Transcurre una noche -la primera tras poco más de dos y medio días de constante lluvia- donde las nubes grises parecen comenzar el tránsito que anuncia su retirada.
El desastre acontecido aún retumba en los alrededores, donde quiera que mires. Incluso en ese peculiar olor de tierra que ha recibido más agua de la que es capaz de imaginar.
Es así que la noche comienza a suceder. Todo se torna paulatinamente oscuro, y las sombras cobran vida y cubren por doquier el ambiente que circunda.
La luna no brilla aún en lo alto, consumida por completo por los cuerpos flotantes de las nubes que aún cruzan el cielo, demasiado densas como para diluir la amenaza de la intensa lluvia que ha dominado durante tantas horas.
Respiras ese ambiente húmedo, lúgubre, que se ha desdibujado afuera.


En el medio del manto nocturno, es que escuchas ese canto peculiar. Primero es un susurro, un accidente de tus percepciones -piensas para tus adentros-, pero al concentrar un poco más tu atención, te das cuenta que lentamente cobra vida.
La experiencia es sobrecogedora, al distinguir miles de cantos de ranas que se alzan hacia lo alto de la noche, rompiendo el silencio de una bóveda celeste en incipiente calma. Los árboles apenas y se mueven, acariciados por la brisa que de repente baila en el contorno de las sombras.
Y ahí están: el cerro oscuro, recortado con esa monumental figura en torno a un cielo plateado. Los árboles de pirul, solemnes, fieles a la noche y a la brisa detrás de las eventualidades.
Y ese silencio, acompañado por las voces discordantes y armoniosas de esos seres que miran al cielo, entonando sílabas y frases ininteligibles, que se traducen en cánticos que sólo la Naturaleza entiende.

Fotografía original, tomada del sitio: http://e-nimals.com/2008/12/03/las-ranas-gladiadoras/
Escucho: I hope I didn´t just give away the ending / New Radicals

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