Tu recuerdo son como diminutas gotas de agua que se agrupan
en la cornisa de la ventana del olvido.
Cada amanecer, cuando observo el infinito, el brillo de tu
espíritu me recuerda que aún te amo.
En medio de la soledad y la decadencia del comienzo de un
día gris y triste, el rocío de tus murmullos, el tono hermoso de tu voz, me
devuelve la esperanza.
Las memorias saltan por doquier, esquivando los primeros
rayos del sol siniestro, evitando ser pulverizadas por la sequía que todo lo
domina, de aquí hasta la eternidad… y más allá de ella.
Entonces miro detenidamente esos recuerdos, testimonio de
los instantes que acontecí contigo, me acerco a ellos, y lentamente los bebo,
para remojar mis labios, para hallar alguna saciedad a esa sed infinita que me
agobia…
Que me consume.
Que paulatinamente, me asesina.
Escucho:
Marooned / Pink Floyd
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