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domingo, 12 de agosto de 2012

Anatomía de una cátedra

`La vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña,
nos convierte en los protagonistas
de nuestra propia historia´.
Whitman

Cada una de las clases impartidas me enseña algo. Es una filosofía personal.
Desde hace poco más de cinco años, me vi involucrado en el proceso de rediseño de un plan educativo. Lo que aprendí ha sido de gran utilidad en mi vida personal, profesional y humana.

Cada cátedra que imparto se trata de reflexión.
Simple reflexión.
Siempre digo a mis estudiantes que en mis clases aprenderán nada. No se trata de aprender, sino de decidir qué aprender.
Hace un par de días -tan solo- tuve una experiencia más que enriquecedora.
He trabajo desde varios semestres atrás con el enfoque multidisciplinar y transdisciplinar. Es decir, no centrando el conocimiento visto en mis clases únicamente desde el punto de vista arquitectónico.
Pensar la Arquitectura desde otros enfoques disciplinares puede ser una herramienta sumamente poderosa.
Mis estudiantes aprenden, no a memorizar o a aplicar cánones individuales que los profesores les imponemos. Es un reto grande: aprenden a ser ellos mismos.
Cada clase de trata de descubrir lo que pueden hacer. Lo que son capaces de hacer. Y -sobre todo- cómo aplicar su perspectiva individual y única a la Arquitectura.
No son clases ortodoxas.
Me refiero, a que no son cátedras conservadoras y tradicionales donde el profesor lo enseña, y lo sabe todo.
Quienes han tomado clases conmigo, saben a lo que me refiero.
La llegada de este nuevo plan de estudios que se manufactura, trae consigo un cambio radical, que lleva a la plataforma académica arquitectónica, a un nuevo nivel.

Imagen tomada de la liga:

Escucho:
Sand in my shoes / Dido

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