`La vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña,
nos convierte en los protagonistas
de nuestra propia historia´.
Whitman
Cada una de las clases impartidas me enseña algo. Es una
filosofía personal.
Desde hace poco más de cinco años, me vi involucrado en el
proceso de rediseño de un plan educativo. Lo que aprendí ha sido de gran
utilidad en mi vida personal, profesional y humana.
Cada cátedra que imparto se trata de reflexión.
Simple reflexión.
Siempre digo a mis estudiantes que en mis clases aprenderán
nada. No se trata de aprender, sino de decidir
qué aprender.
Hace un par de días -tan
solo- tuve una experiencia más que
enriquecedora.
He trabajo desde varios semestres atrás con el enfoque multidisciplinar y transdisciplinar. Es decir, no centrando el conocimiento visto en
mis clases únicamente desde el punto de vista arquitectónico.
Pensar la Arquitectura
desde otros enfoques disciplinares puede ser una herramienta sumamente
poderosa.
Mis estudiantes aprenden, no a memorizar o a aplicar cánones
individuales que los profesores les
imponemos. Es un reto grande: aprenden a
ser ellos mismos.
Cada clase de trata de descubrir lo que pueden hacer. Lo que
son capaces de hacer. Y -sobre todo- cómo aplicar su perspectiva
individual y única a la Arquitectura.
No son clases ortodoxas.
Me refiero, a que no son cátedras conservadoras y
tradicionales donde el profesor lo enseña, y lo sabe todo.
Quienes han tomado clases conmigo, saben a lo que me
refiero.
La llegada de este nuevo plan de estudios que se
manufactura, trae consigo un cambio radical, que lleva a la plataforma
académica arquitectónica, a un nuevo nivel.
Imagen tomada de la
liga:
Escucho:
Sand in my
shoes / Dido
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