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La clave de la investigación en la que he centrado en los
últimos cinco años, parte de una premisa simple: el proceso, no el resultado.
La clave de los nuevos procesos cognitivos de
enseñanza/aprendizaje, se basan en el desarrollo de habilidades [llamadas competencias].
A pesar de ser un concepto escuchado por todos, son pocos
quienes lo comprenden y lo aplican en la realidad.
La radiografía del
problema aporta lo siguiente: los
procesos de enseñanza/aprendizaje en Arquitectura se basan en el cien por
ciento de los casos en aspectos de resistencia y disciplina, asesinando la
creatividad real que da solución a los aspectos que buscan resolverse.
Es decir, los exámenes parciales y finales de las
asignaturas o materias que integran los programas, se centran únicamente en
lograr objetivos cortos, inmediatos y -en
muchos de los casos- obsoletos.
Proyectos imposibles, maquetas a detalle, dibujos y
perspectivas complicadísimos, que muestren al estudiante que la Arquitectura es una disciplina a la que
hay que respetar, por medio del miedo
y la sensación de dominio, estrés y frustración.
A los catedráticos les interesa únicamente el resultado, la evidencia, sacrificando en el proceso
las múltiples visiones y perspectivas complejas que el diseñador pueda tener al
respecto.
Dominamos, imponemos, conquistamos, en lugar de abrir el panorama a las nuevas
posibilidades de diseño.
¿Nos importa?
Claro que no.
Es un proceso de enseñanza/aprendizaje que ha imperado por
más de cuarenta años. Y es oficial: es el único método efectivo para nuestra
disciplina.
Es momento de abrir la mente y ampliar el horizonte.
Diseñar en Arquitectura involucra, hoy en día,
enseñar el cómo, más que sólo exigir
el qué.
Diseñar es una acción complicadísima, que se ha circunscrito
únicamente al método ortodoxo y tradicionalista, ya por demás obsoleto.
Las clases que imparto, se concentran en brindar a los
diseñadores, las herramientas varias necesarias para comprender el proceso de diseño, y potencializar sus propias habilidades, herramientas cognitivas y
visiones y pensamientos.
La competencia,
por lo tanto, es mucho más que sólo una definición
académica que -ilusamente creemos- aplicamos en nuestras cátedras.
La verdad es que no tenemos ni una mínima idea de lo que el
concepto representa en realidad.
Imagen tomada del
sitio:
Escucho:
Sand in my shoes / Dido
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