Cada vista de cada nuevo día, me sorprende.
Las vistas del espacio personal. La soledad de una montaña.
La neblina.
Y las facetas de un cactus,
que a veces ríe, a veces susurra, y a veces -como hoy- llora.
Todas las vistas, todas las panorámicas, y los climas,
alimentan al espíritu.
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