Muchos han sido los puntos que me
han hecho reflexionar en torno a la manera de aprender, pero, sobre todo, de
comprender la realidad que nos rodea, y que nos define.
Pláticas diversas nos han
confirmado cómo la Educación se ha
convertido en una actividad que se ha ido transformando paulatinamente,
abandonando variables que la definieron a lo largo de muchos años, e integrando
otros elementos que hasta el día de hoy, no hemos terminado de asimilar del
todo.
La experiencia que durante un año
me dejó colaborar con instituciones a nivel nacional en torno a la evaluación
de la Educación dentro del campo de la Arquitectura,
me llevó a la conclusión de comprender que cada persona es responsable de lo
que desea o no desea aprender, y por aprender
me refiero a aplicar a su vida. Cada
uno de nosotros posee un cúmulo de circunstancias únicas y diferentes del
resto, que nos llevará a desarrollar intereses o habilidades que se traducirán
en actividades, capacidades u objetivos específicos. Lo que no debe perderse de
vista es que, sea cual sea la dirección que cada uno de nosotros tome, debemos
poner énfasis en dos situaciones: comprender
a profundidad nuestra realidad interior, conflictos e intereses individuales,
derivados de la realidad inmediata, humana y contextual que nos define, además
de la esencial capacidad de empatía, de
poder relacionarnos de manera profunda con las personas que nos rodean,
comprendiendo sus propias realidades, y ser capaces de respetarlas, sin
juzgarlas, pero sin la necesidad de aceptarlas como propias, con la finalidad
de servir, de ofrecer nuestras cualidades a la satisfacción de necesidades
ajenas.
El proceso de análisis y de
desarrollo consecuente de conocimiento y saberes,
depende de comprender íntegramente lo que sucede en ambas realidades: la
interior y la exterior. Responsabilizar únicamente al exterior de lo que sucede
en nuestras vidas, es trabajar sólo la mitad del proceso necesario para el
logro de nuestro aprendizaje, evolución y bienestar.
Desgraciadamente, los parámetros
reales dentro del proceso de aprendizaje avanzan mucho más rápido que el diseño
o rediseño de circunstancias educativas, lo que se traduce como un violento
choque entre lo que ha sido válido por décadas, y lo que está por venir en los
próximos cinco a diez años.
Es necesario en todo el proceso,
una sólida plataforma cognitiva por parte de quien desea continuar con su
proceso de aprendizaje, ya que este cúmulo de conocimientos permite la
comprensión, análisis y aplicación de principios y acciones inmediatas para la
interacción con la realidad que se levanta a nuestro alrededor. Esto es medible
en relación con la flexibilidad de pensamiento, que, como personas y
profesionistas, tengamos en relación con las circunstancias externas, lo que se
expresa en cómo y cuándo establecemos luchas con las realidades diversas
alrededor nuestro.
La estrategia a seguir por muchas
personas, unidades e instituciones a nivel global ha ido en dos vertientes: integrar elementos multi e inter
disciplinares que amplíen la visión y perspectiva de la realidad actual, lo que
exige desarrollo de culturas de Respeto, Tolerancia y Colaboración inter
personal, ya que se crearán grupos de trabajo que se centrarán en satisfacer una
única necesidad, desde múltiples puntos de afronte, y la segunda vertiente se
refiere a la potencial motivación a las
personas a amplificar su mirada contextual, y asimilar por cuenta e interés
propio, saberes en todos los sentidos, que les ayuden a trabajar en
inteligencias diversas, que permitan un crecimiento cognitivo, profesional y
humano, potencializando su capacidad y su visión amplia e integral de la
realidad.
Al final del día, el reto que
enfrentamos es decidir cómo y cuándo consideraremos incluir en nuestras vidas,
los elementos pertinentes para abrir las perspectivas de acción y comprensión
de nuestros actuales contextos.
Escucho:
Ultraviolet days | Planet Funk
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