Las despedidas continúan
apareciendo en mi vida, como lentas y pausadas heridas que nos marcan como seres
humanos, haciendo resaltar lugares, momentos y personas.
Duele la partida de quienes
amamos, de quienes hemos aprendido a estimar, por los momentos que nos han
obsequiado, y la oportunidad de reír, de disfrutar la Vida, de comprender
realidades que antes no hubiéramos sido capaces de afrontar, de conocer.
A ti, amigo, a quien conocí circunstancialmente, a través de un
curso, de un primer día donde arribaste tarde, donde me cautivaste con tu
honestidad, y tu sonrisa.
Gracias te doy por brindarme en
cada día, en cada momento, un recordatorio de que lo que jamás debemos olvidar,
de la cualidad de disfrutar, de amar lo
que hacemos, lo que emprendemos como personas. Gracias por los abrazos
otorgados, por las risas arrebatadas, porque siempre estuviste, apareciste en
los momentos justos, en los días grises, en los ocasos rotos, y me hiciste no
olvidar la mano amiga que representaste, y que aún representas.
Esta partida me hace replantearme
las decisiones. Como ser humano, más tarde que temprano, la Vida te alcanza, te
juzga, colocando delante de ti momentos, circunstancias, donde te cuestionas
seria y profundamente, si las inversiones en Tiempo, Espacio e Intenciones,
fueron las correctas. Si las personas con quienes decidiste estar, realmente
eran la opción para tu aprendizaje, para cumplir cabalmente con tu misión, y
trabajar sobre tu bienestar, en todos los sentidos.
Hoy, sentado, mientras miro la
realidad, y leo tus palabras a la distancia (porque no tengo otra opción, y me
siento por ello impotente y frustrado), me cuestiono a mí mismo, y me pregunto
si las circunstancias que acontecen me harán trascender el dolor que hoy siento
en mi pecho al mirarte partir.
A veces miras la realidad, lo más
amplio e íntegro que eres capaz, y tomas decisiones conscientes de tu papel en
el entorno, de lo que está en tus manos y en tu deber hacer. En ocasiones, esas
decisiones sólo traen consigo pesar, incertidumbre y frustración, por hacerte
chocar contra pared, y despertar el replanteamiento de tu Vida y tu camino a
futuro a partir del conflicto que vives.
A veces –como me sucedió contigo–
te topas con personas valiosas que aparecen de repente y por sorpresa, te
obsequian un fragmento de su alma en un panda de dulce, y te alegran el
corazón, haciéndote más llevadero el naufragio, pero siendo (in)consciente de
que el destino final será siempre dos destinos opuestos, diferentes.
Gracias por estar, por confiar.
Sé que ambos no hemos terminado de asimilar lo sucedido. Gracias por compartir
tus planes, tus sueños, tus metas.
Gracias por arribar a mi Vida, y
recordarme que existen personas, verdaderas amistades con quienes se puede
confiar, y que se convierten en perlas
preciosas que estarán contigo siempre, no importa la distancia.
Agradezco que brilles, que
sonrías, que tengas esa Fe inquebrantable y poderosa que me dio fuertes
bofetadas en la cara.
Gracias por ser un pilar en
momentos clave, y por convertirte en ancla en la memoria, que me hará acceder a
hermosos momentos en mi existencia cuando las cosas se pongan difíciles, y esté
al borde de darme por vencido.
Gracias por leer estas líneas.
No te olvidaré jamás, y te
recordaré por siempre.
El Universo que un día
compartiste, será mi Mandala por
mucho, muchísimo tiempo.
GRACIAS.
Imagen de fondo en ilustración que acompaña a nota, extraída de la
liga:
Escribo:
Do you bleed? | Hans Zimmer & Junkie XL
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