Ha sido grato encontrar un
eslabón que nos lleva hacia los inicios de nuestra labor académica, hace más de
trece años atrás.
El enfoque social es un valor que
lentamente perdemos en las sociedades contemporáneas, y por el cuál luché años
antes. Visitas a lejanas comunidades, me llevaron a transformar mi perspectiva
de cómo comprender la Arquitectura, pero,
sobre todo, a la sensibilización ante necesidades ajenas y completamente distintas
a las propias, y una disposición hacia el apoyo. Una travesía a San Andrés Daboxtha, cambió mi vida de
maneras inimaginables, ejerciendo una formidable influencia en mi pensamiento y
quehacer en muchísimos sentidos, que se vería reflejado en los textos escritos
y publicados por aquella época.
Ahora que valoro, al paso del
Tiempo, me es formidable recordar lo que valía la pena por ese entonces, y
descubrir los alcances y metas obtenidas por antiguos proyectos que estudiantes
compartieron, que sirvieron para plantear las bases de actividades y
perspectivas personales.
Mucho de estas experiencias hacen
falta ahora. Una persona, que considero un mentor en mi vida, me dijo alguna
vez que, como humanos, cumplimos tres funciones como habitantes de cualquier sitio: nativos
del lugar, visitantes o turistas y
definidores o constructores vivenciales
del Espacio. Un lugar, su Arquitectura,
y la Cultura implícita en él, nos
definen como los seres humanos que llegamos a ser, convirtiéndose en un
recordatorio de la misión, de las lecciones que debemos aprender en esta Vida
que poseemos.
Considero momento de volver a ese
camino abandonado…
Escucho:
All man's land | Planet Funk
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