San Tepatepec

Hoy experimento una sensación de melancolía.

He vuelto a platicar con un buen amigo. Me agrada charlar contigo Luis Enrique. Apareces tantas veces en este blog, conjunto de notas al aire que relatan mi cotidianidad, que sé con certeza que eres una constante maravillosa en ella.

Tu plática me trae paz y serenidad. Tienes ese extraño don, de ofrecer tranquilidad a las personas. ¿Lo has pensado?

Eso es lo que quise darte a entender indirectamente en mis palabras.

Gracias por la compañía, la confianza. Agradezco otra tarde más que me has obsequiado. El libro que inspiraste continúa guardando estas charlas, este tiempo, la experiencia de tu conocimiento y sabiduría.

Gracias por compartir tu pueblo, al que viajo cuando más lo necesito, y que me trae tu recuerdo, me obsequia reflexión y trae a mi memoria una parte de ti. Las tardes en ese sitio son únicas. Jamás olvido la primera vez que me regalaste esa caminata, donde presumiste todo lo que tienes, lo que eres, lo que ese hermoso lugar hizo de ti.

Las vivencias se transforman lentamente en palabras, en textos, en historias que emanan desde el alma, y se escriben con el corazón.

Es similar a la melodía que escucho en este momento, que reza cómo un espacio hermoso atesora todas las vivencias humanas, realizando fantásticas metamorfosis en piedra, en muros, en rayos de luz, que llevan nuestras palabras, nuestros pensamientos, nuestros actos hacia la Eternidad que la Trascendencia representa.

Así es tu compañía. Así son las tardes que paso contigo.

Cada palabra, cada relato que confías y que entretejes al paso de tu experiencia tiene tanto que enseñarme.

Eres un libro abierto. No por nada eres el autor intelectual de ese proyecto literario que se construye paulatinamente.

Agradezco tu cercanía y el hecho de que forme yo parte de tu vida.

Es un honor.

Siempre lo ha sido y siempre lo será.

Gracias.


Esta melodía de fondo, es para tí esta tarde.

Con afecto.

J.E.F.

Escucho: St. Peter's Cathedral / Death Cab For Cutie