Vivir en confusión permite la búsqueda de la verdad.
No debemos permitir -sin
embargo- que dicha confusión se
quede a habitar nuestra vida
permanentemente.
A veces la confusión es generada por la ignorancia.
En ocasiones por simple arrogancia.
Al final, se convierte en una carga muy pesada, que lo único
que hace es hundirnos en un abismo de soledad, oscuridad e irrealidad, que
puede costarnos caro.
El camino de regreso a la realidad puede no existir más,
llevándonos a un sufrimiento por demás perpetuo…
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