Al final de este día me hallo inmerso en la reflexión de
todo aquello que ha acontecido en mi vida.
Después de mucho tiempo, realizo actividades que me llenan
en sobremanera como ser humano y como profesionista.
Valoro las oportunidades y los retos por los que he
atravesado.
Agradezco los momentos de inspiración, para la creación de
historias, de relatos -literarios o arquitectónicos- que me
han enseñado tantas y tantas cosas.
La vida es como la inmensidad del mar.
Es como una panorámica en blanco y negro, donde la belleza o
desdicha depende sólo de los ojos que la habitan.
Una fotografía, de un recuerdo extraño, acaba de dibujarse
en mi memoria.
La instantánea es sólo eso.
Hace mucho que dejé de transitar por los espacios varios,
generando reinterpretaciones en la mente y el corazón.
Llega un momento donde decides caminar tu propia vereda.
Trazar tu propio relato.
Escribir tu destino, sentado, observando.
Desde este lugar solitario, imaginario -como diría David Gray- casi
puedes escuchar el mar…
Escucho:
The dark
side of the moon / Pink Floyd
First cool
hive / Moby
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