Hace unos días, un trazo topográfico llegó a nosotros.
Era la primera vez que miraba un terreno irregular en
sobremanera.
Una primera visita al lugar me desorientó por completo.
Nunca puse demasiada atención a las asignaturas dedicadas al
conocimiento topográfico. Y un
sencillo croquis no es suficiente para comprender el comportamiento de un
terreno.
El primer paso fue el trazo a escala del plano del terreno,
con todas sus irregularidades geométricas… y sin puntos de referencia
iniciales.
Todo un reto.
Me decepcioné de mí mismo por no poner atención, y del
sistema educativo por no darnos durante nuestras formaciones profesionales las
herramientas de aplicación para problemas reales a los que debemos enfrentarnos
durante nuestra actividad como arquitectos.
Después de varios días de reflexión y fallidos intentos, las
medidas hallaron en la pantalla de mi computador, la manera de trazarse.
El día de hoy, la cuadrilla y yo viajamos de nueva cuenta al
terreno infame.
Después de poco más de hora y cuarenta minutos, los tres
terrenos que conformaban la poligonal maldita
han sido dibujados en escala real y marcados con sus respectivos puntos.
Disfruto mucho mi trabajo. Amo hacerlo.
Como lo comenté a mis estudiantes favoritos de `Teoría de la
Arquitectura´, no trabajo por dinero, sino por el reto y el auto aprendizaje
que un proyecto encierre.
Hoy ha sido uno de esos días, donde me siento satisfecho de
hacer lo que hago, de contar con un equipo colaborativo de primer nivel, y por
la oportunidad de iniciar un proyecto que sé, me dejará mucho como ser humano,
más que como profesionista.
Escucho:
Fireworks /
The Whitest Boy Alive
Set fire to
the rain / Adele
Smile like you
mean it / The Killers
Erase/rewind
/ The Cardigans
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