Muchas notas las he dedicado a David Gray.
El día de hoy, en un atardecer especialmente melancólico, me
he echado en la cama, cerrando los ojos y escuchando su compilatorio llamado Shine. Un puñado de canciones con gran
sentimiento, donde la guitarra y su peculiar voz, han llenado de un aire triste
el ambiente que respiro.
Afuera, el viento sopla, llevándose los recuerdos que aún
revolotean en mi cabeza, y que hablan de ti… de ti… y también de ti.
De esa persona que entra en mi vida de vez en cuando,
cautivándome por momentos, extrayendo lo mejor de mí, y alimentando al corazón,
que aún late, a pesar de no desear hacerlo más.
Tarde o temprano todo acaba -intento consolarme repitiendo esas palabras, en relación al dolor
y sufrimiento que experimento-.
Me aferro a la Música, a su poder de penetrar en mis
entrañas, sanar aquello que ha sido infectado, e inyectar de armonía y
fortaleza, al espíritu.
Mañana, algo debe cambiar, porque la existencia… continúa.
Escucho: álbum
Shine. The best of early years / David Gray
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