Hoy fue uno de esos días donde me pregunto si es posible cambiar el rumbo de las cosas.
Frustrado por la mentalidad de la gente, por su arrogancia y
su total ignorancia en torno a la realidad de las circunstancias que nos
rodean.
Lucho por hacer la diferencia.
Es impresionante mirar el comportamiento de las personas con
las que anteriormente trabajaste, y que no son capaces de superar los
obstáculos y diferencias personales. Hablamos de la falta de madurez, de la incapacidad
de separar lo personal de lo laboral y profesional.
Esa manera de pensar -arcaica
e infantil- es lo que nos mantiene
en constante retraso académico y profesional.
No todo es malo -finalmente-.
Oportunidades que se presentan, de abrir el horizonte, de
salir de nuestras limitadas visiones ridículas, para observar al mundo
verdadero, y no sólo las cuatro paredes que definen los espacios donde
trabajamos.
Días como hoy ocasionan frustración y desesperación, a la
par que esperanza y razones para continuar realizando labores de transformación
y cambio.
Eso es definitivo.
Escucho: In the night [95] / Pet Shop Boys
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