Antes, fechas patrias, como éstas, me hacían sentir
contento, contemplando cómo la ciudad se teñía delicadamente de verde, blanco y
rojo, en una hermosa y visual celebración.
Hoy -seré sincero-, no tengo conmigo más esa sensación.
Un país donde los colores patrios responden más a intereses
políticos, donde el pueblo no mira claro, donde todos exclaman cuánto les
importa, pero al final del día, parece importarle a nadie aquello que acontece,
que no acontece, o que nadie sabe a ciencia cierta si interesa que acontezca o
no.
O si vale la pena seguir aconteciendo…
Escucho:
It must be
obvious / Pet Shop Boys
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