Hablaba con el Señor
Beto, quien, pacientemente, me enseñó a nadar.
Es grato estar con él. Su plática, sus palabras.
Dentro de sí guarda una paz infinita, que destila en todo su
ser.
Charlamos en torno a la tecnología,
a la vertiginosidad contemporánea de
la Vida.
A él le agradezco infinitamente por enseñarme a convivir con
la compañía del agua. Y la respectiva Paz, implícita.
Por ayudarme a tranquilizar mi espíritu.
Gracias.
Cada que nado… contemplo el Cielo, y me dejo cautivar por el
juego de colores imposibles.
Los colores.
A veces, al despertar, mi pupila… y mi ser entero, están
repletos de ellos.
Fotografía por:
Erika Franco F.
Fotografía por:
Erika Franco F.
Escucho:
Wako-Shaman / Miguel Bosé
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