La vista desde la ventana nueva me produce un poco de incertidumbre y melancolía.
Bueno, a decir verdad desde la antigua no existía una vista como ésta… Más bien, `no existía vista´.
Quizá por eso me acostumbré a adelantarme a todo, ya que al no poder observar lo que ocurría afuera, me esforzaba por dar lo mejor de mí para jamás quedarme rezagado. Muchos años fue de esta manera. Ahora -entre otras cosas- tengo vistas que mirar detenidamente, observando al mundo que acontece afuera, a la vez que -desde dentro- actúo para responder, para colaborar con él. Es algo que en cierta manera, intimida.
Es una sensación extraña, la de escuchar a los perros ladrar a la lejanía, el viento resoplar sin descanso, danzando a través de los cerros que definen este valle que denominamos hogar, y mirar al sol ascender y descender a lo largo del día.
Esta nueva vista será el escenario que enmarque muchas instantáneas en esta fase que comienza.
Es agradable tener una ventana por la cual mirar… Todo ser humano debería tener una.
Escucho: Venus as a boy / Björk
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