¿Qué sería la Vida sin la Ironía?
Hoy dedico estas líneas a todos los que me rodean, en cuyo corazón sólo existe rencor, resentimiento o cualquier aspecto personal que nos impide dejar atrás los sentimientos encontrados, y proseguir con esa relación que un día tocó el corazón.
Duele no poder seguir los pasos, continuar con ese tramo del camino que nos hubiera mantenido juntos por muchos proyectos más.
Una brecha insalvable se abrió en medio de nuestras veredas, que el Tiempo, el Perdón, o cualquier otro pretexto humano jamás logrará eludir.
Es mejor reírse.
Me río de mí mismo, de mi ceguera, de mi torpeza, de los errores cometidos, de la capacidad de tomarme como el ser humano que soy, y dejar atrás toda lógica y exigencia.
Somos humanos, cometemos acciones que poseen simples consecuencias. Y esas consecuencias nos llevan a caminos y destinos que nos separan cada día más y más de quienes nos rodean, y que amamos, y que no son capaces de superar ese amor, sentimiento humano que nos impide a dar el siguiente paso, mirar la panorámica despojada de rencor, dolor o acción no deseada, y diseñar y construir un destino juntos.
Me río de lo tonto que soy, de mis limitaciones, de mi incapacidad de ver el evento de forma global e integral.
Y sigo caminando. No me detendré. No le des más importancia a algo que ya lo tiene, y que debes dejar atrás para poder ser capaz de proseguir con tu camino.
Hay situaciones que no dependen de mí.
Me río de mí mismo, porque la risa auto enfocada en un uno mismo es un recordatorio de que somos sólo eso: un ser humano que no viene a la Tierra a transformar el Mundo, sino a hacer del Mundo, un sitio que nos ayude a transformarnos, a reírnos, a tomar las cosas como son, aprender de ellas, superar lo que no podemos cambiar, y cambiar lo que no deseamos ser como individuos.
Ríete, ríete de ti mismo.
Me gusta jugar, me agrada tomar la imaginación de niño y mirar las cosas desde una perspectiva no crítica. Cuando crecemos, olvidamos el verdadero valor de las acciones, y nos enfocamos sólo en aquello que nos hace daño. No vemos más el placer de jugar, de divertirnos por el solo hecho de la Vida misma.
Una relación perdida por un corazón roto...
Una amistad truncada por las diferencias y el rencor acumulado en la memoria.
¿Y los ratos divertidos que pasamos, qué?
Ríete. Mira tu Vida y ríete de ella.
Toma un juguete y olvida tus peores pesadillas, y recuerda lo feliz que eres cuando -tal cual niño- miras todo con ingenuidad, buscando sólo arrancar esa sonrisa perdida...
Escucho: Fields of gold [live] / Sting
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