Los espacios son entes que viven.
Son lenguaje, son conjunto de circunstancias que se reúnen en un todo, para expresar algo, para despertar sensaciones dentro de
nosotros.
Paul Valéry
escribió que algunos edificios hablan, otros permanecen en silencio, mientras
otros tantos cantan.
Desde que recuerdo, mi memoria es un aditamento que ha trabajado de manera extraña dentro de mi cuerpo.
Posee una peculiar característica: puede recordar todas y cada una de las cualidades espaciales de un
sitio.
¿Cómo explicarlo?
No lo sé, sólo puedo hacerlo cuando escribo…
Mi memoria es una fuente inagotable de inspiración, ese
armario de recuerdos, repleto de toda clase de sensaciones espaciales, que me hace capaz de entablar un diálogo con el espacio.
Cuando diseño una
historia, los recuerdos, los detalles, las cualidades del espacio salen a
flote. Se han grabado de una forma indeleble
en el recuerdo, de una manera que jamás podré borrar, y peor aún, llegar a
comprender.
Los espacios son para mí huellas dactilares, cada uno
distinto, diferente al resto, integrados por circunstancias infinitas, a
detalle, que les otorga identidad, y sentido
-o falta de él-.
Escucho: álbum Heavier things / John Mayer
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