La Arquitectura es
Música.
Cada nota es a un muro, un vano, un macizo.
Los acordes son serie de circunstancias pétreas, que
integran espacios que escuchamos por
medio de sensaciones habitables.
El ritmo, la armonía, son cualidades legibles gracias a la proporción materializada en todo lo que vemos
y tocamos.
Diseñar es equiparable a tocar las cuerdas de guitarra, o manipular
cualquier otro instrumento que genere sonidos que permitan componer melodías
varias.
Los procesos de diseño entre los espacios y las composiciones
musicales son similares. Requieren conocimiento, práctica, paciencia,
dedicación y pasión.
Habitar la Arquitectura es como deleitarse con la Música.
Disfrutar cada nota, cada espacio, intuyendo en nuestro
interior la esencia misma de la composición
que se encuentra delante de nosotros, como si fuera una con nuestro ser entero,
como si nosotros fuéramos parte de los acordes, de los sitios que encierran la experiencia
que define lo que somos, que escribe una parte de nuestra propia y personal
historia.
Escucho: Just be a woman / Lenny Kravitz
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