Twitter ha sido
para mí una herramienta que ha transformado
mi vida, de maneras que jamás podré terminar de comprender.
Ha sido el lienzo
que me ha permitido realizar lo que más amo hacer: escribir.
A pesar de ser el blog
el lienzo oficial, Twitter me permite hacerlo llegar al
Mundo. Darlo a conocer. Es el medio que
me permite viajar hacia rincones insospechados.
Escribir se ha convertido entonces en un ritual, que requiere una cuidadosa serie
de pasos: Encontrar la adecuada idea, una que pueda atravesar paredes, que sea
simple, pero poderosa. Una idea que trascienda límites, espaciales, temporales e idiosincráticos. El segundo paso es hallar
la imagen perfecta, el cúmulo de circunstancias visuales que sorprendan a la
retina, por su composición, su color, su único contenido. Que penetre, que
llegue ahí… Que inspire.
Y tres; una vez escrita la nota, resumir en menos de ciento cuarenta caracteres, la totalidad del texto, que a veces es breve, de manera natural e innata, y otras, contiene un pergamino existencial, imposible de sintetizar en simples palabras.
Y tres; una vez escrita la nota, resumir en menos de ciento cuarenta caracteres, la totalidad del texto, que a veces es breve, de manera natural e innata, y otras, contiene un pergamino existencial, imposible de sintetizar en simples palabras.
Como sea, este blog
es uno de los pretextos que mantienen activo
nuestra cuenta Twitter, la cual –como
dije en un principio– es la
principal variable que generó nuestra metamorfosis
digital.
Escucho:
Sprawl II (mountains
beyond mountains) / Arcade Fire
Stall out /
Mutemath
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