Hace poco más de un mes me propuse una meta complicada.
Las circunstancias se presentaron, brindándome la
oportunidad de desarrollar como proyecto literario una idea que tenía en mente
desde algunos meses atrás.
Un evento personal complejo y difícil trastocó mi vida a
mediados del año pasado.
Después de un periodo largo de desestabilidad emocional y
asimilación de los hechos, la esencia -sin
yo saberlo siquiera- de una futura
trama literaria se plantaba en mi subconsciente.
Tras un par de elementos causales,
di rienda suelta a la escritura de un nuevo libro, uno que ni siquiera estaba
contemplado.
La meta: desarrollarlo en un mes, en promedio.
El objetivo ha sido cumplido.
Con una trama que raya en lo metafísico, y muy pocos personajes dentro de una historia a primera
vista simple y redonda, es que escribí la novela en donde vertí esa idea que
habitó la mente por casi seis meses.
Es la primera vez que me someto a un ritmo de escritura
vertiginoso en sobremanera. La historia es corta, y la innovación de la misma
es el tema, más que la estructura o
la complejidad de la morfología literaria.
Eso permitió cumplir el objetivo en tiempo y forma.
Sin embargo, un hecho circunstancial
fue de gran ayuda en cómo se dieron las cosas.
Por azar del destino -no
creo en el azar o en el Destino como hechos que no responden a
planes mayores- llegó hasta mí un
álbum que conocí originalmente en el año de mil
novecientos noventa y siete. Yo aún era un estudiante en la licenciatura en
Arquitectura en aquel entonces, y la fuerza de este proyecto me cautivó en
sobremanera.
En cuanto coloqué -hoy
por hoy- de nueva cuenta el álbum Be
here now, de la banda Oasis, se
quedó dentro del estéreo, tocándose por días, ininterrumpidamente, mientras me
concentraba en diseñar el final de la historia referida.
Las canciones, ausentes en mi Vida por más de trece años,
inspiraron en mí la vertiginosidad necesaria
para concluir algo que llegué a creer no podría concretar en tan poco tiempo.
Los últimos capítulos de la historia se han escrito, dictados
por las baladas, por la guitarra potente, por la fuerza de las melodías de este
álbum, que me hicieron recordar eventos, circunstancias, sensaciones que
mantuve encerrados durante tanto tiempo y que ahora fueron los catalizadores
para una historia que me dio la sensación de siempre haber estado ahí,
aguardando a ser descubierta, y materializada.
Deseo agradecer a alguien a quien conocí casi al tiempo que
comenzaba este reto literario. Gracias a ti, Jesus Grajales -con quien compartí las circunstancias que rodearon
la manufactura de esta historia- por
aceptar enseñarme los conocimientos básicos que definen la comprensión de la Música. Jesus es una persona con un talento musical increíble, y una
capacidad y disposición creativa que
rara vez he visto en las personas y que me ha dejado perplejo. Es de las
pocas personas que ha comprendido cómo opera mi cerebro, ayudándome a continuar
aprendiendo de una manera que jamás imaginé.
Gracias a él, su paciencia y su capacidad de mostrarme su
talento en slow motion -deteniendo por completo el tiempo, la
Música y las notas, y analizándolas a detalle-, pude ser capaz de comprender a fondo un álbum de Oasis, que conocí hace tanto tiempo
atrás, y que disparó la motivación rauda,
casi imposible, para concretar este proyecto literario que se encontraba en el
tintero.
La Música siempre ha sido una parte fundamental en aquello
que he llegado a ser, en las cosas que hago y emprendo.
No es ninguna coincidencia la presencia de tal o cual álbum
en ciertos periodos de mi Vida. Lo mismo sucede con las personas que me rodean.
He aprendido a observar detenidamente las circunstancias que
rodean los eventos, más que a los eventos mismos.
Imagen de encabezado
tomada de la liga:
Imagen dos tomada de:
Escucho:
TVC15 / David Bowie
You've got it / Simple Red
Indaco / Ludovico Einaudi
Iluvya /
Thom Yorke
Signal fire
/ Snow Patrol
Adagio For
Tron [Teddybears Remix] / Daft Punk
Where have all
the cowboys gone? / Paula Cole
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