Continúo trabajando en el proyecto literario emergente en este inicio de año.
Es un libro, novela de tinte contemporáneo que -como
he dicho en notas anteriores- ha
sido una completa sorpresa para mí.
No he querido hablar de ella o su trama, pero he compartido fragmentos de su esencia por diversos
medios, obteniendo un buen recibimiento.
Lo que puedo decir -hasta
el momento- es que su génesis ha sido vertiginosa, y su
concepción y materialización han demandado todos los conocimientos y
experiencias de índole metafísica aprendidos
durante los últimos cinco años.
No es algo relacionado con Arquitectura.
Es la primera vez que me alejo de mi cómoda área profesional para abordar un reto de este
tipo.
Debo decir que me siento a gusto, contento, tomando el
riesgo. Es una maravillosa oportunidad de probar mi experiencia como escritor, y salir a conocer nuevos
horizontes, y personas.
Es un momento esencial.
Las transformaciones en este ciclo que ha iniciado fueron
pieza clave para la motivación personal e inmiscuirme en este proyecto de
manera súbita.
Mientras escribo esta nota, he completado un capítulo más.
Sólo cuatro episodios restan antes de concluir la historia por completo.
Una trama simple, una estructura ortodoxa, bien construida.
El tema es el que dispara el reto creativo.
Mucho de esta historia sucedió. Muchas de las sub tramas han sido lecciones valiosas. Todo lo aprendido en los
momentos más oscuros es lo que ha
brindado la inspiración para la trama que estoy por finalizar.
Satisfacciones durante su creación.
En las siguientes semanas hablaré a detalle de esta
historia, peculiar y única, para mí.
Escucho: Split screen
sadness / John Mayer
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