¿Por qué El
Principito es uno de mis libros favoritos, que definió parte importante de
mi Vida?
Parece mentira, pero para mí fue ayer cuando abrí este libro
y me sumergí en el Universo fantástico creado por Antoine de Saint-Exupéry.
Su visión, el uso hermoso de la Metáfora, y la esencia inigualable de la genial imaginación
infantil fueron suficientes para transformar la historia del Principito en una
parte inseparable de mí.
Sin saberlo -o tal
vez sí- encontraba en las páginas de
ese libro los pasajes más representativos de mi propia vida. ¿Cómo podría
saberlo un niño de once años, que lee completo su primer libro y que sabe nada de la Vida?
El principito es
la historia de nuestra existencia, como entes individuales. Es la metáfora de
encontrar dentro de nosotros aquello que realmente nos convierte en lo que
somos, lo que brinda sentido a toda nuestra visión humana, interior y exterior.
Crecer, convertirnos en adultos, es un hecho inalterable,
que es parte de nuestro desarrollo. Sin embargo, la visión infantil, que nos deja continuar viviendo con una ilusión arraigada a nosotros, es la que nos
permitirá existir, logrando siempre el bienestar espiritual que necesitamos
para mantenernos vivos, no como simples seres orgánicos, sino como entes que
brillan a la misma frecuencia que la luz, que continúa viajando, titilando,
aunque su fuente haya muerto, se haya marchitado.
Nunca comprendí -hasta
ahora- qué es lo que me atrae de la
escritura, del diseño, de la cualidad de imaginar y crear. Y peor aún, qué gano
con llevar a cabo estas actividades.
Con ellas -sobre todo
con la escritura- mantengo viva mi
curiosidad infantil, mi incesante habilidad de ver, observar alrededor e
imaginar, crear con la mente universos enteros donde todo es posible, donde
puedo compartir lo que soy, lo que siento, lo que veo, en el futuro inmediato,
y mucho más allá de eso.
Es triste percatarse de que, hoy por hoy, las personas que
te rodean, inclusive las más cercanas, desacrediten tu visión, las razones que
te mueven a hacer lo que haces.
La lección más valiosa, y la que me ha costado más trabajo
aprender, es la de luchar, la de buscar aquello que amo hacer, que despierta
una pasión inconmensurable, indestructible e infinita, y que me hace sentirme
completamente vivo, en una existencia llena de sentido, valor y dirección.
En este espacio he compartido lo que pienso, y las razones
que fundamentan lo que hago.
Decepcionante es mirar cómo las palabras son tomadas como
filosofía de destrucción. No juzgo, porque sé que la incomprensión y la ignorancia
son las herramientas para esa tarea en particular.
Lo he dicho en varias ocasiones, es más sencillo criticar y
destruir, que armarse de valor y hablar los pensamientos verdaderos que se
llevan dentro.
La crítica es sólo reflejo de temor, de incapacidad para
expresar lo que el interior de cada uno posee.
No dejo crecer los baobabs,
porque sus raíces se alimentan de todo lo valioso que existe en el subsuelo, creciendo
en altos y gruesos troncos de egocentrismo que no tienen cabida en el planeta
donde habito.
El individualismo carcome
el alma, asesina al espíritu con pesadillas y alucinaciones de traición, muerte
y desastre imaginario. Pobres almas ruines, que sólo encuentran en su propia inseguridad interior, los motivos que transfieren al exterior, dándoles nombres
y apellidos de eventos, circunstancias y personas.
El secreto consiste en aprender a ver en el mundo y el
espacio circundante, las lecciones de vida, que consideran dos aspectos: aprender
de dicha lección, y ser lo suficientemente honestos con nosotros mismos para,
con nuestros aciertos y errores, integrar las lecciones que enseñarán a otros.
Escucho:
Lullaby of clubland
[Jay 'Sinister' Sealee Remix] / Everything but the Girl
Believe me
Natalie / The Killers
You don't care
about us / Placebo
All by
myself / Sheryl Crow
Amazing [Thin
White Duke Edit] / Seal
Go or go
ahead / Rufus Wainwright
Two completely
different things / Jamiroquai
Not falling
apart [Tiesto] / Maroon 5
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