Mucho se ha hablado en torno a lo que acontecerá a finales
de este año.
El tema que más se toca es la inminente destrucción del Mundo como lo conocemos.
En resumen, la premisa es correcta, sólo que no sucederá
como lo imaginan las crónicas.
Los movimientos de tierra, los temblores y demás
consecuencias, son sólo la parte física
de la que, como pobladores de este planeta, somos testigos finalmente.
Pero es necesario comprender su origen y las razones que
llevan a que se potencialicen conforme avanza el año 2O12.
La Tierra se conserva estable debido a la energía magnética,
traducida en la existencia de los polos magnéticos, que son los que mantienen
al planeta en un estado constante de equilibrio.
Las culturas antiguas describieron el proceso por el que ha
atravesado la Tierra a lo largo de los siglos, y por el que continuará
atravesando hasta cerrar un ciclo cósmico.
Ese ciclo concluye en el año que vivimos.
El movimiento de los astros, y su tránsito a lo largo de la
galaxia y el Universo en general, encierra una serie de incógnitas que tienen
que ver con la energía cósmica.
Grandes fuentes de luz y energía existen de manera dinámica
a lo largo del Cosmos.
Un ciclo de grandes proporciones energéticas está a punto de
cerrarse. El centro de la galaxia y del complejo sideral que contiene a los
sistemas solares -incluyendo el
nuestro- completa una órbita, lo que
se traduce como el acercamiento a una fuente gigantesca de energía que pulsa en el centro, y cuya energía
recorre todo el Universo.
Esta energía afecta, por ende, a los sistemas planetarios, a
las estrellas, satélites y a los planetas mismos.
La Tierra, al igual que el resto de los astros, reciben la
energía que proviene del centro del Cosmos, y deben hallar la manera de
estabilizarse, es decir, existir, integrándose a la frecuencia de la energía
cósmica que arriba.
Los polos magnéticos de la Tierra, en la búsqueda de la
frecuencia adecuada, oscilan, al igual que la energía recibida, lo que se
traduce como movimientos del planeta que causan que las placas tectónicas que
integran a los continentes se muevan de igual manera.
Los temblores de los que somos testigos son prueba fehaciente
de la existencia del pulular de la
energía magnética de nuestro planeta.
Si consideramos que cada ser viviente, en especial los seres
humanos, existen y producen energía con sus pensamientos y sensaciones
[sentimientos], el fluir de la energía se torna por completo impredecible.
Sumemos el caos, la incertidumbre y el miedo que vivimos al no ser capaces de
comprender las razones del proceso por el que atravesamos.
Estamos acostumbrados a valorar los hechos por su carácter real y existente. Si lo hacemos
de esta manera, vivimos una etapa de crisis
y apocalipsis, ya que las
condiciones estables que regían a nuestro planeta han desaparecido.
Si vivimos el cambio como un proceso normal, donde las oscilaciones son parte del proceso, nos
mantendremos serenos, conscientes, y concentrados en equilibrar nuestra energía
interna, conservando al sistema lo más equilibrado posible, considerando que
somos capaces -como seres
vivientes/pensantes- de crear el Mundo
que nos rodea y nos define.
Una interesante postura, sin duda alguna.
Ideas y teoría
personal, conformada por análisis de textos multidisciplinares.
Lo aquí expresado es un punto de vista propio del autor de
la nota.
Imagen editada,
original tomada de la liga:
Escucho:
I won't hold
you back / Toto
Rocket
brothers / Kashmir
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