Detalle de muro, aún con técnica original en adobe, descubierto mientras se remodelan los espacios interiores de una casa antigua, en la Ciudad de Pachuca. |
Platicaba con Jesús
Grajales hace algunas horas, que es extraño encontrar proyectos pequeños
que consideres interesantes.
La intervención arquitectónica que realiza Architectiak en este momento lo es, por
muchas razones.
Cuando intervienes una casa antigua, es similar a mirar una
porción y trazo viejos, de una ciudad.
Los muros, las ventanas y las losas poseen una historia
antiquísima, que narra la evolución del
Espacio a través del Tiempo, atravesando todas y cada una de las necesidades humanas que le han ido
brindando vida al largo paso de los años.
Me gusta ser arquitecto, pero, como tal, en tu preparación académica en los colegios jamás aprendes
el valor de la Arquitectura. Y no me refiero a cuánto vale -monetariamente hablando-
un objeto arquitectónico, sino la importancia que radica en el respeto por todo
aquello que existe antes que tú, que define lo que miras ahora a tu alrededor,
y lo que tienes la oportunidad de transformar para el bien de los usuarios de
tal o cual área habitable definida.
¿Cuántas oportunidades tienes en tu vida de intervenir un
sitio, un espacio arquitectónico o urbano que ha marcado época?
Y es que los recuerdos, los sistemas constructivos, la
energía y el calor humano guardado en determinado espacio, tiene tanto que
mostrarte. Son parte de la esencia humana
que, finalmente, define las circunstancias sobre las que existes hoy en
día y que le dan sentido a tu vida entera.
He aprendido muchísimo de la obra intervenida en turno.
Respeto. Valor. Convicción.
Mirar lo que se levanta a tu alrededor, y, con ello, diseñar
opciones de solución, opciones de
existencia, de integración entre el pasado, lo que tienes por presente, y los días futuros,
que no sabes a ciencia cierta lo que traerán consigo…
Escucho:
Complic8ted lives / Candy Dulfer
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