Días de descanso han sido éstos. Hacía falta detenerse en
seco y reflexionar en torno a todo lo acontecido durante los últimos doce
meses.
Para mí, este dos mil
doce representó un complejo y vertiginoso proceso de aprendizaje, donde
debí aprehender todo lo que faltaba antes de la llegada de una fecha de cierre
de ciclo.
En muchos sentidos, experimento ahora una sensación de
serenidad que hace sólo doce meses no poseía conmigo. He aceptado hechos irrefutables que antes jamás
consideraría, además de abrir la mente y la Consciencia
a nuevos conceptos y posibilidades.
¿Qué vendrá tras el veintiuno
de diciembre?
He escrito notas al respecto, en torno a teorías, y a la
visión personal de dicho evento.
He visto con asombro que muchas personas se han concentrado
en poner atención a todo aquello que acontece, no visto como el apocalipsis, sino más bien como un
mensaje cifrado de necesidad de apertura de Consciencia.
Las fechas y celebraciones decembrinas quizá han ayudado a
modificar en cierta medida nuestra manera de comprender los hechos.
Estos días son una excelente oportunidad para agradecer por
lo que se tiene, lo que no se tiene, lo que no se tuvo, lo que no se tendrá, y
afrontar un nuevo set de
circunstancias en nuestras vidas, tanto individuales,
como colectivas.
Escucho:
Radagast the Brown / Howard Shore
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