Perdido, entre trillones y trillones de puntos brillantes, te encuentras tú.
En medio del Olvido de la Muerte de tu esencia aquí, en el Planeta Tierra, elevas tu espíritu hacia lo eterno de la existencia, para no volver a saber de ti, jamás.
Jamás es un término terrenal que más allá de nuestra Vida, no tendrá jamás cabida.
El Tiempo y el Espacio son conceptos relativos, cuyo significado y alcance se ligarán siempre a la presencia física, a la cualidad humana de tocarte, de sentir ese calor que caracteriza a nuestros cuerpos, a hablarte en términos presenciales, e intercambiar nuestras palabras, nuestro mutuo sentir.
Tengo la vaga idea de que, cuando mueres, tu alma -o lo que sea que quede de ella- tiene la capacidad de transformarse en luz, y viajar, años luz de distancia, hasta los confines del espacio sideral que jamás nos atrevimos a tocar siquiera, por miedo a quedarnos solos.
Desde esta Tierra, debo conformarme con permanecer de pie, en medio del manto oscuro de una noche incierta, observando lo alto del cielo, con la esperanza de poder mirarte brillar, con esa luz radiante que servirá de mi guía ahora que ya no estarás nunca más conmigo.
Tienen razón, las estrellas son recuerdos de nosotros mismos, son un pedazo de nuestras almas y corazones, que se quedan cuando volamos hacia sitios más altos y divinos.
A pesar de descubrir que el cielo es profundamente infinito y vasto, puedo reconocerte ahí, en medio del todo, y de la nada, con ese brillo, esa mirada, blanca sonrisa que sólo puede provenir de ti, de lo que alguna vez representaste para mí.
Duele reconocer que sólo viniste a este mundo, a este plano de la existencia física, para mostrarme cómo vivir sin ti, cómo superar el dolor de la pérdida de la confianza en mí mismo. Y es que después de una partida, queda en el interior de tu alma una soledad y un vacío que parece que jamás será llenado de nuevo, no importa cuánto intentes hacerlo.
Tu brillo, en esta noche incierta, es lo que me da cobijo.
Fortaleza para quienes nos quedamos, intentando comprender, hallar respuestas filosóficas a nuestros simples dolores físicos…
Y es que… ¿Qué puedo hacer después de que sé que nunca más podré tocarte con mis manos?
Nada puede superar ese cruel vacío.
El último de los suspiros que abandonó tu cuerpo, desde hoy y para siempre…
Me enseñaste a descubrir lo bueno que hay en mí.
A alimentar mi espíritu antes que sólo a mi cuerpo.
A creer y guardar algo llamado Fe, aún cuando, en el fondo y desde siempre supe que no estarías más conmigo.
Así, cuando te marcharas… pudiera sentarme y escribir estas palabras, sólo para recordarte, para darte las gracias por tu compañía, tu calor, lo bello de tu ser interior.
Y, en esta primera noche en tu ausencia, salir, mirar hacia la bóveda celeste, y buscar con paciencia el brillo de tu estrella.
Sé que, a partir de ahora, estarás ahí, por siempre, titilando sin cesar… con cada recuerdo que guardo de ti… que guardo, contigo.
Imagen tomada del sitio: http://www.muyinteresante.es/retrato-de-una-estrella-moribunda?utm_source=twitter&utm_medium=socialoomph&utm_campaign=muy-interesante-twitter&utm_content=twitter+user+view
Escucho: Twilight / U.N.K.L.E. ][ Single (Photek Remix) / Everything but the Girl
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