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sábado, 30 de abril de 2011

Una profunda satisfacción arquitectónica

Hace tiempo viajé a la Hacienda de La Florida, en un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal. En esa travesía no sólo aprendí aspectos constructivos, sino espirituales.
¿Cómo fue posible?

Es una historia larga de contar, que se remonta mucho tiempo atrás.

La nota que esta mañana escribo, la dedico al arquitecto Germain Cabañas Barranco, estudiante de la universidad en la que imparto clases, y al que -curiosamente- jamás impartí cátedra, y al que estimo en sobremanera.

Ha sido un verdadero placer reencontrarle hace algunos días, y mirar con alegría y profundo respeto y admiración, su temple, su vocación y su pasión por la arquitectura.

Es de los pocos profesionistas comprometidos con su profesión de maneras inimaginables y profundamente vinculado con su pueblo, con su origen, con la esencia que lo ha construido a lo largo de los años, en los confines de una tierra hermosa a la que un día me invitó, y que conquistó mi pupila, además de mi corazón entero.

Hoy, ahora mismo, trabaja, dejando que la sangre de la Arquitectura corra por sus venas, inspirando la imaginación, desarrollando la génesis espacial en su entorno personal.

Deseo ya mirar ese espacio, en actual metamorfosis gracias a su creatividad arquitectónica.

Un espacio que conocí, que observé y que viví en una tarde amena en compañía de personas maravillosas.

Es grato saber que la Arquitectura se materializa de maneras únicas, en formas infinitas y vastas, que dependen de las mentes que nos rigen, y cuyas directrices son definidas por todo aquello que habita nuestros corazones.

Todo lo idea, lo diseña y lo construye él mismo.

Fotografías cortesía de: Arquitecto Germain Cabañas Barranco / egresado de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

Escucho: Candela feauring. Mangu / NoJazz

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