Después de una búsqueda exhaustiva por la red, encontré proyectos e imágenes que se acercaron a lo que miré durante esa travesía.
De algo estoy seguro, la tierra a la que viajé se encuentra a escasas horas de distancia de donde actualmente resido. La he visitado en múltiples ocasiones… Me refiero, viajando de verdad, en transporte, con hospedaje en la ciudad, y demás… En una de ellas, siendo certero de que debía ir a verla de nueva cuenta, movido por algo mucho más profundo que una simple corazonada.
Cuando sigues una de esas sensaciones -no soy capaz de expresarlo o explicarlo, por ser la primera vez que la sigo- no sabes a ciencia cierta lo que hallarás… Seamos sinceros… No tienes ni la más mínima maldita idea de lo que encontrarás.
¿Hallé lo que fui a buscar, en medio de esa tierra hermosa y mágica?
Hace muchos años que no experimentaba un sueño tan vívido como el que me guió de vuelta a una de las tierras prehispánicas, que más amo en la vida.
Sólo que -a diferencia de todas las ocasiones anteriores- me armé de valor, y decidí seguirlo…
Nada cambió.
Jamás hablé de eso antes. Quizá en el fondo esperaba que el Destino mismo se transformara en algún grado visible, pero no fue de esta manera…
Es extraño, realmente bizarro, dejarte llevar por las imágenes que viste en un sueño. No fue un simple sueño, pero por primera vez me dejé guiar por él en todo el sentido de las imágenes.
Más extraño aún fue mirar cómo los objetos, los paisajes, los elementos y las circunstancias fueron cobrando forma y vida conforme me fui acercando a ellos… paso a paso, huella a huella, como si tus pies se acomodaran paulatinamente en un lugar que fue trazado para que estuvieran ahí, en ese preciso momento y lugar.
Escalofriante. Es el adjetivo para describirlo.
Al final del día, reviví al pie de la letra todo lo acontecido en mi sueño. Viajé más de ocho horas para estar en él, para mirar con los ojos propios aquella realidad, que supe que existía, a pesar de no haberla mirado físicamente jamás.
¿Locura?
Quizá.
No hallé nada extraordinario. Miré, observé a detalle, tomé fotografías [con el riesgo de posteriormente alimentar aquella paranoia al recrearla], sin encontrar algo fuera de lo común. Nada extraordinario. Sólo la sensación de repasar los pasos que astralmente di…
Esa sensación es algo… indescriptible.
Tal vez por ser estudioso del Espacio y de los espacios, uno siente una satisfacción especial y única al visitar sitios, elementos, edificios…
Juro que fue más que eso.
Al final -quizá- esa simple sensación fue la mera recompensa por seguir la voz interior que puso esas imágenes en mi mente.
Todo, absolutamente todo lo que vi, estuvo ahí.
`Everything in its right place´, diría Radiohead.
Y sin embargo, nada perceptible que se haya modificado desde entonces…
Quizá la esencia del déjà vu* trabaje de esa manera…
Y la modificación al alterarlo en realidad no exista.
Callejón sin salida, estúpida broma de la Ciencia.
Y… ¿si no hubiera seguido esas imágenes, qué sería de mí?
Vuelta sin respuesta…
Satisfacción tendré de haber hecho algo correcto por primera vez en la existencia.
`No existen recompensas cuando haces lo que se supone que debes hacer´, dicen algunos.
Sólo el hecho de haberlo realizado.
¿Es suficiente?
Debe serlo. No existe otra manera de saberlo. No existe forma de alterar el Tiempo o el Espacio para transformar lo que fue -o no fue- hecho.
Finalmente, eso es lo que sucedió, primeramente, ¿no? Una alteración en primer grado.
No he perdido la razón -no aún-.
Sólo escribo lo que salió de la mente, cuando la imagen correcta apareció en mi búsqueda exhausta…
*Déjà visité se ajusta más a la sensación vivida e intentada explicar aquí. Involucra mayor número de experiencias sensoriales, y -por ende- mayor improbabilidad de explicación o comprobación científica.
Imagen tomada de: http://vimeo.com/22439234
Escucho: Flipside / Everything but the Girl
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