Nuestra responsabilidad como arquitectos es dar forma a ese cúmulo de sentimientos que vuelan directo a nosotros, y que deben convertirse en una adecuada propuesta de solución habitable.
En nuestra preparación académica, sin embargo, es interesante realizar ejercicios de diversa índole, donde ponemos a prueba nuestra capacidad de génesis y creación de obras, con determinados objetivos estéticos o funcionales.
Nuestras propuestas poseen una parte de nosotros mismos implícitos en ellas, que reflejan [consciente o inconscientemente] lo que nos define en ese momento, y cómo somos capaces de canalizar y dialogar con la energía creativa/creadora que mueve a la imaginación y al diseño.
Para poder ofrecer propuestas de solución/expresión, debemos ser capaces de comprender la necesidad a resolver claramente, para posteriormente buscar en nuestro interior aquellas experiencias que nos permitirán crear un proyecto que la satisfaga.
Es de esta manera que un buen diseñador es aquel que pone al servicio de los diversos requerimientos habitables, sus experiencias personales/individuales/humanas/sociales, sin importar el número de ellas, sino su calidad y el proceso adecuado de haberlas procesado, aceptado y superado, para detener de una vez por todas el círculo vicioso que nos hace llegar a las mismas soluciones trilladas vez tras vez, que lo único que hacen es repetir el problema que origina a la necesidad, más no la solución que la satisface.
En la imagen un interesante cuadro que logra plasmar adecuadamente todos aquellos elementos, en una correcta composición que se presta a la multi interpretación, pero siempre arribando a donde el autor quiso llevarnos desde el principio.
Obra artística: pintada por David Elías Martínez Montes, estudiante de la licenciatura en Arquitectura en la UAEH
Escucho: King of pain [live in Berlin] / Sting
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