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jueves, 26 de mayo de 2011

Un suspiro espacial

El sentir personal en este momento es complejo e indescriptible.
Este sitio virtual íntimo ha sido desde hace algunos años un lugar donde puedo sentarme, escribir y relatar lo que acontece en la vida en todos los sentidos.

A veces escribo en primera persona, y en ocasiones relato en tiempos ficticios, diversos, diferentes… Tanto, que puede que el lector no sepa a ciencia cierta a quien va dirigida la nota. Ése es el objetivo. No especificar el destinatario, pero sí el mensaje.

El día de hoy, por azares de un destino del que cada vez más me siento alejado, visité el Edificio Antiguo de Abasolo, sede original de las oficinas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.


A últimas fechas me encuentro distraído, vago, perdido. Me lo han dicho varias personas, y no lo niego o siento molestia al respecto porque sé que es verdad.

Al entrar al edificio sólo me dirigía a entregar un documento y un paquete anexo.

La primera vez que miré al costado izquierdo de las escalinatas de acceso al jardín interior, vi algunos matices de la exposición en turno.

No me detuve. No era mi intención permanecer más tiempo del necesario.

Al salir, no pude dejar de lado e ignorar esa peculiar sensación espacial que me invade en los momentos más extraños y distantes, cuando olvido lo que pretendo en este lapso de tiempo llamado Vida.

Ese momento al que hago referencia me ha abordado en una ocasión anterior, cuando sentía exactamente lo mismo que experimento en este instante…

En ese momento primero no pude tomar una imagen de aquello indescriptible que sentí, una revelación que me llevó -meses después- a realizar varios de los proyectos personales que hoy me han entregado esenciales satisfacciones -humanas y profesionales-.

Ahora, ese instante me sorprende de nuevo. Para mi fortuna, llevo siempre conmigo esa mochila diminuta con todo un mundo cargando en su interior.

Las imágenes que capté, son fragmentos de esencias arquitectónicas. Pequeñas piezas de lo que es para mí el Espacio, ese ente vivo que me susurra en suspiros lo que piensa, lo que siente y lo que es.
¿Acaso estoy loco?
Afirmativo.

Tintes esquizofrénicos y mente que divaga hacia tenebrosos momentos donde la lucidez se ha ido para no volver.

Aquellas imágenes que hoy descubrí me arrancaron un latido, sedujeron mi pupila y al corazón. Me hicieron volver sobre mis pasos y mirar a detalle lo que ahí se plasmó efímeramente.

De nuevo… el Destino me juega esa sarcástica jugarreta donde se ríe a carcajadas de mi sentir.

Ahora, sólo me resta dejar a ti, lector, testimonios gráficos de lo acontecido.

Las imágenes -como lo dije con antelación- son trozos del hermoso espacio que me rodea en todas direcciones.

Y me recuerdan que -pase lo que pase con mi tormentosa alma humana-, hice un juramento para dialogar con el Espacio…

Una promesa que jamás podré abandonar.
Nothing can change my World.

Escucho: Oh what a world / Rufus Wainwright

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