Hace unos días me imaginaba a mí mismo en ese clásico ejercicio de visualizarte diez o quince años delante de ésta, tu actual realidad.
En un principio experimenté cierto temor e incertidumbre, al imaginarme una persona mayor, estática, sobrepasado por completo por el desarrollo de toda índole.
Una serie de acontecimientos me han hecho develar algunas reflexiones.
Una de ellas es la actualización institucional a la que hoy me enfrento, y que me obliga -en varios sentidos- a mantenerme a la par que la agilidad tecnológica.
Las aplicaciones directas e inmediatas que llevo a cabo en el campo disciplinar y profesional, me mantienen despierto, y vivo. Y gracias a mis estudiantes, a la labor literaria, y a la actividad deportiva, realizo un fuerte esfuerzo por continuar trotando sobre esta vereda llamada vertiginosidad contemporánea.
Escucho: Get funky / Candy Dulfer
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