Creo en el diálogo y la retroalimentación.
En las últimas horas se han dado procesos que buscan establecer parámetros que permitan en mi vida el desarrollo de dichos aspectos.
Es complejo superar situaciones donde ha existido la intolerancia y la no comunicación.
Lo más valioso que tenemos como seres humanos es la cualidad de expresar lo que somos, lo que pensamos. Compartir lo que hacemos.
Cuando este proceso es interrumpido -caso común en muchos campos disciplinarios y áreas de diversas índoles-, por cualquier motivo, problemas surgen de inmediato que nos llevan como personas al tránsito por veredas y rumbos desgastantes y no humanos, donde el poder, la necedad, el egoísmo y el temor nos hacen actuar de maneras no ortodoxas, lo que conlleva a la destrucción de lazos que antes fueron sólidos y satisfactorios.
Ahora, con la experiencia vivida, me doy a la tarea de analizar cuidadosamente las relaciones y vínculos profesionales y humanos que se dan a corto y mediano plazo.
Con tristeza y cierta sorpresa, descubro que como Arquitectos hemos creado al largo paso del tiempo, paradigmas y estereotipos de nuestra actividad profesional.
Es duro darse cuenta de que no propiciamos el diálogo y la comunicación. Por el contrario, trabajamos con las circunstancias que se nos presentan, sin concentrarnos en el intento de mejorar dichas circunstancias y propiciar vínculos humanos dentro de los procesos de diseño que generamos como profesionistas.
¿A qué me refiero?
Nuestro lugar en el medio laboral es competitivo, no por naturaleza, sino por una falsa sensación de necesidad.
Un buen proyecto requiere tiempo, entendimiento, apertura a la comunicación y a procesos determinados que permitan conocer a profundidad los requerimientos a resolver. Dichas necesidades poseen diversos orígenes y fuentes, y todos ellos influyen en el desarrollo y consolidación de un proyecto arquitectónico/urbano.
Las personas -y nosotros mismos, como arquitectos- dan por hecho que se debe trabajar a prueba y error, siempre construyendo primero, para re-construir después.
El proceso de diseño puede -y debe hacerlo de esta manera- partir de necesidades bien atendidas y comprendidas, lo que lleva cierta inversión de tiempo en la comprensión de las bases de diseño.
Casi la totalidad de las actividades profesionales que realizan los arquitectos, acostumbra a las personas a someterse a una vorágine de pasos que lo único que hacen es crear un pseudodiálogo entre necesidad/propuesta arquitectónica, que concluye en intentos frustrados de satisfacción de necesidades de habitabilidad.
Es un largo camino por recorrer para transformar las cosas.
Convencer a las personas de trabajar a la par, planteando las bases de diseño desde los orígenes. Esos orígenes son las personas, las familias, las corporaciones, las entidades, las sociedades mismas, quienes contratan al arquitecto para tal fin, para estudiar, analizar y comprender a profundidad los mecanismos que operan dentro de cada círculo y contexto.
El proceso, culturalmente hablando, ha derivado en clichés profesionales, donde el tiempo y el dinero cumplen una función protagonista, que deja en último lugar uno de los principales objetivos: comprender a fondo aquello que desea solucionarse.
Lo único que diré es que actualmente trabajo en procesos lentos para establecer, transformar, o, en su defecto, elegir, cuidadosamente las circunstancias sobre las que se laborará profesional y personalmente en el futuro. He ahí la idea de la imagen compartida el día de hoy.
Imagen, cortesía de: Francisco Javier Hernández Cortés
Escucho: A wolf at the door [It girl. Rag doll] / Radiohead
Es complejo superar situaciones donde ha existido la intolerancia y la no comunicación... esa frase como me llego, puesto que debido a esa intolerancia nos cegamos y no nos permitimos ver mas alla de lo que es la realidad, suprimiendo de esta manera el ser creativo que llevamos dentro, encerrandolo en un cuarto de cuatro paredes sin salida haciendo cosas deliberadamente; encaminando nuestros sentimientos a la frustracion y al resentimiento, creando un mundo egoista y lejano de la esencia del ser creativo... por eso es importante plantear o reemplantear lo que estamos haciendo, tener una nueva vision creadora y si no se tiene entonces ahi que ir a buscarla pero sin perder el tiempo. Bendiciones!!!
ResponderEliminarPalabras sabias, sin duda alguna.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por compartir la visión. Son momentos difíciles, sí, pero como bien dicen, es en esos momentos de oscuridad donde aprendes a ver lo mejor de tí mismo.
¡Saludos!