No es secreto que una de mis ciudades preferidas es Monte Albán. Su belleza es infinita, y su traza genera en mi interior una experiencia inexplicable.
Hace algunas notas -precisamente- compartía una alucinación sufrida por medio de un sueño donde el tema principal fue esta ciudad hermosa.
Desesperadamente busqué -al despertar- una fotografía de Monte Albán que reflejara la inigualable belleza de las formas arquitectónicas y de la Naturaleza que yo mismo acababa de gozar en ese nítido sueño.
Abatido y triste, no la hallé por esos días.
Pero -para mi rotunda sorpresa- la he hallado ahora, y deseo compartirla.
No hay sitio más bello -para mí- que Monte Albán, y Oaxaca mismo. A ella volvería una y otra y otra y otra vez como cuando regresas a ese Amor perdido que encuentras y pierdes cíclicamente a través de las vastas existencias humanas, de los periodos de tiempo, de las generaciones, de los lugares…
La amo profundamente.
Ese cálido color turquesa, desdibujado en tonalidades verdáceas y purpúreas que cortan mi respiración cada que admiro esas curvas, que respiro ese aliento, que me embriago con ese recorrido, tocando la piel térrea y suave que, para mí, representas.
Eres tú, sólo tú.
Eres ese paraíso que a cada momento anhelo.
Ese nivel de consciencia al que aspiro…
Fotografía: tomada del sitio -y exposición temporal- oficial del Museo de Antropología e Historia.
http://seisciudades.cultura-inah.gob.mx/
Escucho: Closer to heaven/Left to my own devices [taken from `Pandemonium Live´] / Pet Shop Boys
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