He escrito en muchas ocasiones cómo Oaxaca tiene algo que me inspira. Es como si una parte de mí
hubiera nacido en ese sitio, y permaneciera en él, hasta que aceptase mi
destino incierto.
Hace algunos meses, capté por vez primera el amanecer en las afueras de la ciudad,
exactamente a un costado de ese hermoso sitio: Monte Albán.
La sensación fue indescriptible.
Escribo en torno a ese día y ese sitio en particular, porque
es el único espacio que me ha despertado esa sensación increíble, misma que
siento -o lo más cercano que
encuentro- en este preciso momento.
Muchas cosas se han dado en las últimas horas.
Aún me encuentro digiriéndolas.
Ha sido mucho, en poco tiempo.
Considero que es una especie de analogía, una señal que marca un nuevo comienzo en mi propia vida.
Muchas cosas cambiarán, y experimento la necesidad de
renovarme, de reinventarme, sí, una
vez más, como tantas veces lo he hecho en el último par de años.
La verdad es que he comenzado tantas veces, que pienso que
mi esencia, que la razón que le
otorga sentido a mi ser, se ha perdido.
Pero no es así.
Al contrario.
Por primera vez, en mucho tiempo, me siento contento con lo
que hago, lo que he decidido, lo que emprendo, algo que jamás me había atrevido
a elegir, hasta ahora.
Y, en medio del desastre, se encuentra el recuerdo de esa bella
panorámica.
Gracias espacio hermoso.
Oaxaca, simplemente, te amaré por siempre…
Escucho:
Much too soon
/ Michael Jackson
What Goes
Around Comes Around [Interlude] / Justin Timberlake
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