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lunes, 12 de diciembre de 2011

La Música se convierte en algo más que un radar...

Los días recientes han sido en verdad irónicos para mi existencia.
Todo en lo que creía, lo que mucho tiempo tuve, y que me definió, me caracterizó, y que creí sería la dirección a seguir en mi vida, se ha derrumbado cual paraje tras mortal terremoto, para dejar `nada´ donde antes lo hubo todo. O por lo menos así lo experimento. Esa es la sensación que me embarga.
Ciclos se han cerrado, tras complicados retos, situaciones y demás obstáculos en mi vida en los últimos meses, pero sobre todo en las recientes horas.
Hoy, mientras manejaba a lo largo de la ciudad, dominada por transeúntes, celebraciones y sutil movimiento cultural que hace interesante nuestras vidas en comunidad, me hicieron una pregunta…
¿Por qué decidí hacerlo, finalmente?
No lo había pensado con detenimiento.
Desde hace un tiempo, he actuado mayormente por instinto, dejando hablar al corazón y al espíritu, que por consciencia.

Miro a las mismas personas, haciendo las mismas cosas. Pensando y actuando de la misma manera, con los mismos prejuicios y las mismas ideas en sus mentes y los mismos sentimientos en sus corazones.
Hoy te ves distinto, me dijo una de ellas.
Con tristeza -Juan me lo confirmó con sus palabras, extraídas del corazón mientras diseñaba ese discurso- me doy cuenta que seremos los mismos, no importa lo que acontezca en nuestras cotidianas y aburridas existencias. Por eso me miras de esa manera.
No importan los castigos de Dios. Lo que las circunstancias hagan de nosotros…
Serás la misma persona, no importa que -incluso- la Muerte toque a tu puerta.
Somos tan estúpidos, que no somos capaces de salir de nuestro caparazón, y experimentar lo que verdaderamente acontece en el Mundo que nos rodea.

Nunca me imaginé haciendo lo que ahora hago.
Agradezco a Jesús por aceptar ser mi guía en esta travesía complicada. Él ni siquiera se imagina lo que este viaje representa para mí.
¿Para qué lo hago? me preguntó mientras conducía.
Es -lo he comprendido- el siguiente paso obligado.
No puedo -ni deseo- detenerme.
Y no lo haré.

La Música ha sido mi radar -como diría Blur- por mucho tiempo.
He decidido ignorar el miedo -al fin- y salir dignamente a su encuentro.
Es la primera nota que escribo al respecto.
Y no espero nada a cambio. He diseñado y construido espacios. He escrito libros. Y sólo he recibido críticas destructivas, de la acción, más nunca del resultado, cuando los mismos críticos que asesinan, han hecho nada para siquiera merecer diseñar una crítica.
Ahora decido inmiscuirme en un nuevo campo.
Lo hago para mi persona, porque, tras las tormentas experimentadas, requiero perderme y reencontrar el rumbo. El sentido de la Vida.

¿Qué me impulsó a hacerlo…?
Un set de circunstancias. Dos personas que se fueron antes. Un CD obsequiado, y una promesa a alguien, de que algún día interpretaría una pieza de ese mítico Kid A de Radiohead, que -incluso- escucho mientras escribo esta nota.

Habrá más notas al respecto. Lo prometo.
La Música es un fascinante Espacio nuevo para mí.
Una manera de comprender al Espacio mismo, irónicamente.

Confío en mi mente, en esa crisis que llevo dentro, que me autodestruye a menos que haga algo al respecto…
Lo que no te mata, te hace más fuerte.
Con estas palabras emprendo la base del nuevo reto.
¡Adelante!

Escucho: Kid A [Limited Edition] [Disc 2]

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