Lo más inquietante para mí siempre ha sido la capacidad del
ser humano de crear y de vivir en distintas realidades.
Lejos de entrar en la polémica de la percepción y
comprensión de la Verdad, la capacidad del Hombre de diseñar, imaginar, y
materializar universos alternos, paralelos y demás variantes es por demás
fascinante.
Como arquitecto, pero aún más como escritor, he usado esa
cualidad para generar realidades alternas donde lo cotidiano adquiere nuevos
alcances y significados.
Somos capaces de generar panoramas completos con nuestros
pensamientos. Precisamente hace un par de días charlaba con un amigo en torno a
nuestra habilidad de observar los hechos como una secuencia lógica y perfecta
de eventos, de piezas de un rompecabezas, con un significado que sólo puede ser
entendido cuando se percibe, acepta y se comprende la vista integral.
Pocos hombres poseen la capacidad hermosa de observar el
panorama completo, y, peor aún, en prospectiva.
Lo que ha traído este final de año ha sido una sorpresiva
transformación radical de la manera de entender, de percibir y de explicar lo
que sucede momento a momento en mi vida.
El cúmulo de sensaciones que experimento es demasiada
información, tanta, que no soy capaz de expresarla en medios como éste, por
ejemplo.
Eso debe suceder con las realidades, millones de ellas. Su
alcance y profundidad nos superan.
Hoy, mientras caminaba por una de las plazas comerciales más
concurridas de mi ciudad, me detuve para observar por sólo un instante ese
vasto cosmos que su autor creó con sus miles de piezas, vistas panorámicas,
colores y formas definidas.
Impresionante. Sumamente.
Así es nuestra mente de compleja. Así es, de hermosa…
Escucho: Gorillaz. The singles collection 2001-2011
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