Esta tarde la he pasado junto con Christian Oliver Sánchez y su familia, en un evento organizado bajo el esquema Scout.
Aprovecho la oportunidad para felicitarte, Christian, y agradecerte por la
invitación a conocer la labor que realizas desde hace tiempo.
Es la primera vez que miro actividades de este tipo. Me conmueve
el hecho de la hermandad, de la
convivencia fraternal y la
comunicación que se establece en tu organización.
Para ser sincero, no pertenezco a ninguna organización o
institución en particular, me refiero, a una agrupación, fuera de lo académico
y profesional, donde se tengan experiencias de este tipo. No porque no desee
hacerlo, sino porque prefiero vivir conociendo las bendiciones de algunas de
ellas, desde fuera, maravillándome en cada caso de lo magnífico que pueden llegar a ser.
A lo largo de mi vida he tenido la fortuna de conocer
distintas agrupaciones, realmente comprometidas con sus metas y objetivos
elevados, que, lejos del lucro, lo
que realmente buscan es el desarrollo
y bienestar personal y espiritual de sus miembros.
No interesa el número de miembros, o las capacidades o
cualidades económicas o sociales, incluyendo las dimensiones de
la organización. Lo que en realidad importa es cómo plantea sus metas, y los
esfuerzos diarios que se llevan a cabo para elevar los anhelos y expectativas humanos, de una manera responsable y comprometida.
Es grato convivir, reír, ser parte de la alegría y la filosofía que compartes Christian. Veo
con orgullo que viene de familia, que es -finalmente- la organización más antigua, más
sabia y más hermosa que posee el ser humano.
En hora buena.
Un fuerte abrazo a ti, y a los tuyos, tu enorme y bella
familia, a la que pude ver reunida el día de hoy.
Escucho: Where I end and you begin [The sky is falling in]
/ Radiohead
No hay comentarios:
Publicar un comentario