Es imposible no ser influido por ustedes, por su manera de
vivir, por ese espíritu que, como unidad, representan.
Me disculpo por no escribir antes esta nota. Necesitaba
cerrar el ciclo viviendo la experiencia en esa noche.
¿Miedo?
Si. Nunca lo negaré. Siempre lo tuve. Al haber perdido a dos
de ustedes, guardé el temor de no verlos juntos a todos de nueva cuenta.
Nuestra última oportunidad de reír juntos, con una última e irónica meta que
cumplir: decirnos adiós.
Cuando hayan pasado los años, y -por cualquier circunstancia del destino- vean en retrospectiva y encuentren este momento en especial,
podrán comprender lo que busqué hacer en este último instante. Sólo entonces hablaremos de nuevo.
Me disculpo por presionarlos para asistir. Como padrino es mi deber. Como tutor es mi obligación. Y como una parte
importante en ustedes, era una meta personal que no me hubiera perdonado jamás,
de no haberla cumplido.
Las palabras que escribo en este rincón personal son únicas.
Nadie lo comprende, pero soy arquitecto en
ellas. Los textos están dedicados a personas específicas. Es irónico. Palabras
que integran un determinado espacio, diseñado para una o algunas personas en especial.
Así es la Arquitectura. Aunque digan
que diseñamos para las masas, lo imaginado tiene como base la esencia de un
espíritu en particular. Lo mismo sucede con estas notas. Pueden leerlas todos,
pero finalmente estoy consciente de que sólo las leen aquellos para quienes
vayan dirigidas.
No hablaré de la noche de graduación.
Sólo les agradezco haber asistido a ella.
Soy como una cámara de video. Lo siento. En mi cerebro se quedan grabados a detalle cada uno de
los eventos representativos en mi vida. No
puedo evitarlo.
Le confesé a Juan
que no deseaba estar ahí. El dolor y la melancolía serían mortales. Sin
embargo, decidí estar, porque en el fondo me resultó injusto obligarlos a ir, y
no estar presente.
Ustedes saben a quienes, y a qué me refiero.
No fue al azar.
No creo en las coincidencias.
Estar inmerso en las sesiones de grabación de audio fue una
experiencia hermosa, pero devastadora. Escucharlos a todos, hablar desde
dentro, con la corazón en la mano. Si pudieran ver y escuchar lo que vi y
escuché. Cinco minutos con el micrófono encendido, en cada uno, es una
eternidad de felicidad y dicha. Y ser testigo
de ello.
No tengo palabras.
No lloré en su noche. Y no porque no quisiera hacerlo. Más
bien creo que no era el momento.
¿Alguna vez los vi llorar?
Sí. Y fue doloroso.
No quise empañar esa felicidad y dicha.
Me quedo con ese recuerdo. Mirarlos a todos, juntos, a pesar
de todo.
A pesar de las dificultades, de las dudas, de los miedos, de
las diferencias.
A pesar de la Vida.
Ésa fue la lección que
deseaba, aprendieran.
Siempre les dije que ustedes eran especiales. No creo que lo
comprendan, hasta mucho, mucho tiempo después de haber vivido. Saben que no me
importa.
Ustedes tienen una conexión, una liga que permanecerá, aún
después de habernos separado. Incluso después de la Muerte.
Alfredo y Francisco me lo enseñaron primero.
Me costó demasiado tiempo reponerme a las pérdidas. Nunca se
los dije, pero sé que lo saben, porque lo vivieron en carne propia. Mi vida se transformó en sobremanera después
de ello.
Así que para mí, estar con ustedes en ese momento último era
mi propia manera de cerrar el círculo. Abrazarlos a todos, dejarlos ir, y
continuar, si es que es posible hacerlo.
Claro que lo es, porque -he
ahí mi secreto- los llevo grabados
en el espíritu en esas sesiones de audio, de palabras, de mensajes, de risas y
de alegría infinita que convoqué con ciertas duda, pero a las que asistieron,
para mi profunda sorpresa, y agradecimiento.
Sólo yo escuché el mensaje completo.
Y fue una experiencia indescriptible.
Es similar a un momento en tu vida, donde tienes nada, y, de
repente, milagrosamente, el mensaje, el propósito,
tu
propósito, viene a ti sólo por un instante, y depende de ti
aprehenderlo para ponerlo en práctica inmediatamente después.
Quizá me comprendan, quizá no lo hagan. Pero estoy seguro de
algo.
Muchos momentos como éstos vendrán a ustedes en el trayecto de
su vida a partir de ahora. Es la parte hermosa de ser arquitectos, de esta profesión que todos y cada uno, eligieron.
Escuchar esos
momentos, y hacer cosas increíbles con ellos.
La carrera, el título, el papel que recibirán, que los
acredita como profesionistas, incluye sólo las ponderaciones numéricas.
Su verdadero propósito fue, decidir, antes de venir a esta
Tierra, cursar este tramo de profesión y vida todos juntos, unidos,
experimentando alegrías, tristezas y pérdidas, que dejan profundos vacíos, que
no son otra cosa que la oportunidad de llenarlos con templanza, fe y valor.
Valor. Sobre todo
ello.
Los veo juntos, en esa fotografía en mi mente, y en ese
recuerdo auditivo en mi corazón. Imágenes y palabras, que me hacen ver que no
nos equivocamos, que todo tiene sentido, que no existen errores, y que todo es
como debe ser.
Adelante.
Me quedo con la satisfacción sarcástica de imaginarme las
reacciones de cada uno al escuchar aquello que han dicho para alguien en
especial, pero que son palabras para ustedes mismos, a la vez que para todos,
como unidad, como entidad que son.
Que somos.
Me quedo con la satisfacción, con la Esperanza de que algún
día escuchen los mensajes, esas palabras grabadas en audio, completos. Todos
ustedes, juntos, de nueva cuenta, y rían como lo hicieron ayer, en su noche.
Será un momento grato que me gustaría observar, donde el Tiempo habrá pasado -quizá demasiado- y sus vidas se hayan transformado en sobremanera. Al final, estar
juntos de nuevo les hará saber con certeza que el Tiempo y el Espacio [me
refiero a la distancia o la presencia
física] son relativos, y que las
experiencias y los destinos más fuertes y esenciales que deben cumplir, o que
están escritos para cada uno para ser cumplidos, no responden a esas simples
variables. Compréndanlo, y con eso en mente, luchen, venzan, rompan todas y cada una de las limitaciones. Son
capaces de hacerlo, jamás lo duden.
Finalmente, es la
lección de vida que ustedes vinieron a mostrarme.
Gracias por ello.
Los amo.
Un fuerte abrazo.
J.E.F.
Escucho:
Hometown
glory / Adele
Forever my
friend / Ray La Montagne
Back to you
/ John Mayer
Friends / Band
of Skulls
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