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domingo, 24 de noviembre de 2019

Brevedad

Seré breve.
He escrito demasiado en poco tiempo.
Y ahora quiero escribir poco en no sé cuánto.
Porque el Tiempo es como el Viento, que sopla y corre y despeina tus cabellos, pero no eres consciente de ello, hasta que un huracán destruye lo que tienes, o lo que fuiste. O lo que eres, o lo que quieres ser.
Y si el Tiempo es como el Viento, entonces la Vida es como el Agua. Puedes beberla, pero jamás retenerla con tus manos, porque se escapará de ti, porque su naturaleza es seguir fluyendo eternamente, y nosotros los humanos estamos hechos para morir, no importa lo estúpido que seamos.

Quiero dejar de vivir, pero continuar escribiendo.
No importa. Aprenderé a hacerlo.
El tiempo que eso tarde.


Escucho:
The pressure | The Cranberries

Instante presente

En un instante me he dado cuenta que todo ha sido una mentira.
Quizá sólo la Vida ha transcurrido demasiado aprisa.
Está bien, confieso que he sido un perfecto incompetente al vivirla.
Un día te levantas, y descubres con horror que todo ha terminado: tus sueños, tus proyectos locos, hasta tus más terribles pesadillas.
Lo único que ha permanecido son tus miedos.
Brillante motivación.

Abres los ojos, y cuatro décadas han acontecido de repente.
¿Dónde demonios han quedado las razones de Vida, que se ocultan a mi vista en este preciso instante?
No tendré cuatro décadas más…
Mi abuelo tuvo diez décadas.
¿Cómo lo hizo?

Nadie lloró su partida.
Y yo quiero que alguien llore la mía.
O por menos, que atesore un recuerdo mío, donde quede de mí, alguna pieza valiosa que me [re]construya más allá de la Ausencia, y el Olvido.

Fotografía editada, original, tomada por María Elena Sánchez R.

Escucho:
Illusion | The Cranberries

Una panorámica

Regreso a este lienzo, motivado por la ausencia del amigo cercano que consideré amigo durante años.
Me pregunto por qué dejé de escribir…
En algún momento escribí por escribir. Simplemente abría la página virtual, y vertía lo sentido en ese momento, inspirado por las circunstancias. Era tan sencillo, tan natural.
Pero llegó un punto donde escribir se hizo doloroso.
No podría ni me atrevería a explicar por qué.

Pero hoy la emoción es fuerte, es mayor que antes, al punto de ahogar mi garganta, de experimentar una cierta agonía al intentar respirar, expresar lo que hoy siento.
Sobran ya las Despedidas, las Soledades, los Vacíos o las Melancolías.

Escribo maldita sea por la necesidad de escribir.
¿Escribir es una necesidad?
Para mí lo es.
Siempre lo ha sido, sólo que jamás lo había confesado físicamente, hasta ahora.
Escribo desde el lugar que conozco, que he aprendido a habitar en los recientes momentos de esta ilusión llamada Vida.


Escucho:
A place I know | The Cranberries