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lunes, 25 de marzo de 2019

Deidades

Conocemos nada del Universo propio de los pueblos prehispánicos.
Es tan poco lo que sabemos de ellos, como el número limitado de metros cuadrados de sus ciudades, descubiertos y estudiados.
Son tantas las ciudades, asentamientos y poblaciones que permanecen enterrados y ocultos, debajo de la selva, del bosque, de los suelos que no nos hemos atrevido a pisar, aún.
¿Acaso conocemos a todas las deidades que dieron forma al Cosmos que nuestros antepasados concibieron y habitaron?

Está escrito que las deidades antiguas resurgirán, con toda su presencia y esplendor. Es así que finalmente conoceremos la realidad antigua que nos fue vetada, sustituida por una serie de circunstancias y verdades históricas a medias, que nos impide recordar quiénes somos, lo que alguna vez fuimos.

Los dioses de nuestro verdadero pueblo viven debajo de nosotros, en el corazón de nuestra tierra, aguardando pacientemente a ser reclamados por la memoria colectiva, por el corazón latiente de los guerreros dormidos.
Por ello, los volcanes despiertan aletargadamente.
Los suelos tiemblan de vez en vez.
Y en los sueños nuestros sueños aparecen de repente deidades como Quetzalcóatl, Tláloc o Coatlicue, disfrazados de terremotos, de erupciones, y de ruinas arquitectónicas que nos parecen hartos familiares, como antiguos espacios habitables que nuestro espíritu reconoce, y en los cuales, nos regocijamos, no importa que la sensación desaparezca cuando el Sol naciente bañe de nuevo el horizonte.

Imagen de fondo en ilustración, tomada del sitio:

Escucho:
Dog of sin | Tommy || The Blakes
Missing [2013 Remaster] | Everything but the Girl

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