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jueves, 20 de julio de 2017

Por el simple hecho de vivir

Es irónico cómo lo que amas, puede llegar a matarte, literalmente. Se trata de una vocación ahora lo entiendo mal encaminada. Durante años realicé una actividad que llenó cada poro de mi piel, hizo retumbar cada latido de mi corazón, y me llenó hasta el último día que me dediqué a ella.
Aún me pregunto cómo miles, millones de personas llevan actividades que no llenan por completo sus expectativas, o alimentan su espíritu, y permanecen ahí, durante meses, años, la mayoría de ellos toda una vida. Continúo preguntándome cómo somos capaces de enseñar enfocado a la Educación a nivel profesional conocimiento, basado exclusivamente en lo técnico, científico y metodológico, cuando en la realidad sabemos que cada persona enfrentará una crisis personal y profesional debido, en la gran mayoría de los casos, a las actitudes y los valores humanos, esas circunstancias que jamás se tocan en las aulas, en las vidas y la convivencia con los estudiantes y los profesores, que son antes que nada, seres humanos.

Agradezco que después del tiempo reglamentario de luto, personas que conocí durante mi labor dentro de las aulas, se acerquen y me inspiren a la convivencia fuera de todo contexto, con el sólo pretexto de intercambiar palabras, abrazos y un tiempo en común, realizando actividades de distracción. No sabía cuánta falta le hacía a mi mente, a mi cuerpo, a mi corazón. Y a mi espíritu.

Fuera de cualquier plataforma profesional o educativa [di de baja cualquier afiliación profesional y renuncié a cualquier institución educativa], concluyo que nuestra Educación en todos los niveles no basta, no sólo por su mala calidad, sino por naturaleza e intención, ambiguas e inciertas. Basta mirar el vuelco que nuestras sociedades han dado a lo largo de la última década, y en especial durante el reciente lustro, a una velocidad sorprendente. Quien defienda que la educación científica y técnica es la solución y la única alternativa, se encuentra completamente ciego, o es un estúpido al no ser capaz de mirar la crudeza de la realidad.

Aceptar y defender una perspectiva integral me ha costado mucho, pero no lo miro como una pérdida, sino como el costo de comprender y luchar por lo que realmente vale la pena. Quizá la vida no me alcance para arribar a la meta y ésa sea, irónicamente, mi único y más fuerte motor, sin embargo estoy sereno y tranquilo por haber tomado la decisión, y no haberla pasado por alto, o haberme dejado vencer por el miedo, la mediocridad o el confort de la estupidez burocrática.

Ser testigo de la convivencia, la unión, la sinceridad y el esfuerzo de acercarse como seres humanos, me ha hecho sentirme contento esta tarde. Aún mucho más que una profesión, un título o un reconocimiento social. La Vida es todo lo opuesto a ello, se trata de decisiones anteriores a lo técnico, académico, profesional o cualquier circunstancia de índole vocacional o física. Se trata de decisiones humanas.

Como diría Coldplay, la Vida se trata de aprender de tus errores, de dejarse guiar por las luces, al verdadero hogar, y mirar cómo tus huesos se encienden, mientras tratas de arreglarte a ti mismo, antes de pretender, o fingir ofrecer, un servicio o profesión a los demás.

Escucho:
Fix you | Coldplay
Break up every night | The Chainsmokers

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