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sábado, 5 de julio de 2014

La cantante esquiva

Considero que Mariah Carey es una artista con un alto potencial creativo, y una de las mejores voces que habremos escuchado.
Dejando de lado la controversia generada por su sobrestimada imagen comercial y física, me concentro en sus álbumes, que he escuchado durante los últimos días.
Fue una de las artistas consagradas de los noventas, rompiendo todos los récords y generando temas número uno durante la década completa. Sus álbumes fueron comercialmente un éxito, y su voz fue elogiada por la crítica y el público.
Fue en dos mil cinco cuando la descubrí en una nueva faceta, teniendo la oportunidad de escuchar ese álbum interesante llamado The emancipation of Mimi, que generó críticas divididas.
Recuerdo que aún estudiaba la maestría, y tengo grabado en la memoria, nítidamente, la primera vez que escuché completo el álbum. Me dejó con un grato sabor de boca, y de inmediato lo consideré uno de los mejores álbumes que había escuchado durante los últimos dos años de mi vida [considero que la edad que yo tenía por aquel entonces, me permitía realizar juicios maduros y acertados en torno a álbumes de artistas diversos]. Creyendo que era sólo idea mía, me sorprendí cuando su proyecto fue nominado a los premios Grammy de aquel año, en la categoría de Mejor álbum. En verdad fue un conjunto de canciones que mostraron el talento de Mariah Carey.
Las colaboraciones, lo atrevido en la gama de géneros musicales, la versatilidad no sólo en la voz, sino también en los matices de los ritmos. Mariah se arriesgaba a salir de su zona de confort, de esa plataforma comercial pop que la llevó al estrellato durante los noventas.
Las críticas para el álbum no fueron del todo positivas, no como lo habían sido para los discos anteriores de la cantante.
Algo similar sucede ahora con su trabajo: Me… I am Mariah. The elusive chanteuse.
La crítica le ha otorgado reseñas encontradas, pero en general, frías. Las ventas han sido desastrosas. He escuchado el álbum. Lo he hecho una y otra vez a lo largo de estos días.
Considero que supera en muchos aspectos a The emancipation
El juego de voces. La amplitud en la gama de géneros musicales es mucho mayor. Las colaboraciones son más arriesgadas, atrevidas, y más potentes. La fuerza del álbum, en términos generales, es superior en todos los niveles.
Este álbum ha sido un riesgo total.
Ahora que escucho las opiniones, creo que es un álbum que logrará consagrarse sólo al paso del tiempo. Sucede algo similar que el talento de Mariah Carey; crece y madura al paso de los años. El problema radica en su obsesión de permanecer como una imagen hermosa, fresca y eterna. Mariah es un claro ejemplo de que talento y belleza física no pueden crecer a la par. Su talento supera con creces su imagen de mujer bella. Cuarenta años hablan de toda una vida, de una serie de pasos bien dados, que le han hecho construir una sólida plataforma.
Realizando una comparativa entre tres de sus trabajos, es interesante observar la madurez creativa alcanzada por la artista.
Para muchos, Butterfly es el mejor álbum de la cantante, durante la década de los noventa. Por primera vez se arriesgó a integrar colaboraciones fuera del género pop. El sonido del disco, la versatilidad de las melodías, el salto de géneros, entre pop, baladas, rap, R&B, y los tonos y juegos en la voz de Mariah, deslumbraron a la crítica.
The emancipation of Mimi llevó el talento de Mariah a nuevos niveles. El álbum, sin embargo, salió de los parámetros comerciales ofrecidos por los artistas más jóvenes. Por primera vez pudimos escuchar a una mujer madura, derrochando su talento, en los inicios de una fase exquisita de añejamiento.
Finalmente, Me… I am Mariah. The elusive chanteuse es la consagración de una nueva etapa creativa, donde, lo menos que podemos esperar, son temas comerciales.
El meollo del problema, radica en que, tanto cantante, como público, se hallan obsesionados con encontrar una artista que mantenga la frescura de los noventa incluyendo su belleza física, y dé la espalda al riesgo y a las nuevas propuestas maduras de ritmo y sonido.
Mariah Carey como productora de sus más recientes álbumes toma sin dudarlo las decisiones más arriesgadas, los caminos más alejados de la directriz pop, pero como mujer, es incapaz de aceptar que la imagen que ha sembrado en su público debe modificarse y acoplarse a su realidad: nos encontramos ante una mujer madura, que debe saber cómo encarar el lento proceso de envejecimiento.
Finalmente, lo único que he visto en su último álbum ha sido un derroche impresionante de talento y ritmos. Si anulamos la portada del álbum, estaríamos hablando seguramente de un digno contendiente a mejor álbum del año, del dos mil quince.

Escucho:
Make it look good / Outside / Fourth of July // Mariah Carey

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