Me experimento a mí mismo como en
un sueño, fuera de la realidad que existe por estos días.
Un extranjero en un mar de
eventos, de hechos, de circunstancias que ponen al límite mis pensamientos y mi
capacidad de creer y asimilar lo que veo.
Aún si fuera un niño, con mayor
razón –pienso– pondría en tela de juicio todo lo que escucho, lo que miro, por
parecerme más que increíble, porque un niño imagina y vive una realidad soñada,
más no construida a base de mentiras y piedras que no existen.
Dure lo que dure el Exilio
voluntario, el adjetivo de `temporal´ me mantiene a flote.
Escucho:
Escucho:
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