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domingo, 1 de abril de 2018

Grises narraciones

Reescribo mi primera novela, que data de décadas atrás. Mi mascota duerme plácidamente a un costado mío, en su cómoda cama de tela, mientras ella y yo escuchamos a The Beatles, y su Álbum blanco.
Recuerdo nítidamente las melodías de The Beatles, en algún punto de mi pubertad, siendo escuchadas por mi padre, quien tiene gran parte de los álbumes del grupo. Él, sentado en lo que ahora es su despacho, trabajando, dibujando, resolviendo ecuaciones, estudiando.
No fui consciente de la existencia de la agrupación hasta hace cerca de una década, tal vez.
Ahora, mientras reescribo una historia, anclada profundamente en mi profesión madre, la Arquitectura, recuerdo tantas cosas, entre memorias, sensaciones, vivencias espaciales.
El atardecer transcurre tras un cambio de horario, y caigo en cuenta, con cierto pesar, que las vivencias originales que dieron pie a esta novela, no aparecen ya claras en mi mente, más bien como recuerdos borrosos ocultos entre las líneas que reviso una y otra vez.

La Música me acompaña plácidamente, con este puñado de melodías que me mantienen activo y animado, alimentando mi claridad mental. A lo largo de los recientes meses, he saltado de géneros musicales a otros, y me he hecho acompañar de propuestas musicales varias y diversas.

La historia que hemos extraído y desempolvado de la mesa digital de trabajo, nos ha traído gratos recuerdos, secuencias narrativas que sientan las bases de muchas historias posteriores a ella. No lo sé, tal vez escuchar a The Beatles es un perfecto backstage no original en este momento. Si bien estas melodías no estuvieron presentes en la génesis de la narración, si me permiten obtener la fluidez necesaria para inmiscuirme de nuevo en ella, y reencontrar su espíritu, y traerlo de vuelta al presente.
Una tarea nada sencilla, debo concluir.

Escucho:
Ob-la-di, Ob-la-da | Martha my dear || The Beatles

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