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domingo, 22 de julio de 2018

Crónica de una caminata no anunciada

Se siente bien caminar de nuevo.
Respirar.
Levantarse cada mañana, temprano, y tener motivación para comenzar el día, para continuar con aquello que la Vida traiga consigo, después de haber perdido la dirección, y el sentido.
Mucho qué agradecer, en especial, en esta nota, a Abigail Sánchez, por su apoyo, consejos, motivación, en la decisión de adoptar un perro que durante meses vivió en las calles aledañas a mi sitio de residencia y trabajo.
Durante más de un año y meses, mi rutina fue arbitraria, sin orden específico, y, a pesar de contar con actividades planeadas para no dar cabida a trastornos como la depresión, no conseguí recuperar la motivación para levantarme cada mañana, o continuar con los proyectos creativos pendientes durante años.

Es extraño cómo las circunstancias operan en nuestra cotidianidad. Un día, un perro estaba acostado delante del despacho, y, pese a los días y semanas transcurridos, y a su ir y venir a sitios aledaños a la zona, siempre regresaba, me miraba, y se volvía a ir, para regresar al siguiente día.
Siendo yo completamente neófito en el tema de la adopción, Abigail me brindó toda la orientación puntual y la inspiración para continuar adelante en el difícil proceso. Sus consejos y palabras me animaron siempre, me inspiraron a acercarme a este animal, a ofrecerle un espacio, un sitio que pudiera considerar como un hogar, donde él pudiera sentirse tranquilo y pleno.

Al paso de los días, me di cuenta primero de forma inconsciente que no podría ofrecerle algo como eso, a menos que yo mismo recuperara esos valores en mi propia vida. Las semanas siguientes fueron un arduo trabajo en conjunto, acercándome a él, a la vez que él me inspiraba a acercarme a mí mismo: establecer un orden y horario en mi existencia, alimentación, cuidado y descanso consciente personal, además de plantearme actividades y retos que me obligaran a recuperar el dinamismo y replantearme retos.

El resultado me ha hecho sentir bien, mejor de lo que me he sentido en los últimos cinco meses.
Remiel como he bautizado al perro que decidí adoptar, en honor al Arcángel centrado en reconciliación y trascendencia con el Pasado vive ahora conmigo. Caminamos cerca de seis kilómetros diarios, comenzando la primera caminata temprano, por las mañanas.
Espero resultados de estudios médicos, para valorar parámetros, y considerar si el cambio de rutina y perspectiva de vida ha influido y en qué sentido, en mi Salud, deteriorada desde meses atrás.
Lo que puedo decir es que la compañía ha sido una motivación que mantuve perdida, extraviada a lo largo del último año, y que ha comenzado a obligarme a dar pequeños pasos que por diversas razones había omitido o postergado.

Ignoro lo que venga después es algo que he hecho desde que tomé las últimas decisiones en mi vida. Creo firmemente que el Universo acomoda las piezas, acorde a nuestros deseos y logros de carácter espiritual.
Si es que solicité algo al Universo, hoy no recuerdo o defino lo que fue, pero haya sido lo que haya sido, me envió un perro como respuesta.

Ahora más que nunca, sé con certeza que la Vida tiene una irónica manera de plantearnos retos, lecciones y misiones en nuestra existencia.

Escucho:
Afire love | Ed Sheeran
Imaginary man | Paula Cole
This picture | Placebo
Forget (Live) | Ben Watt
Show me how to live | Audioslave

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